jueves, 30 de octubre de 2025

El fantasma de Canterville y otros cuentos, de Oscar Wilde

 



El fantasma de Canterville
y otros cuentos
de Oscar Wilde
 
Jesús Guerra
 
En esta ocasión quiero recomendarles cuatro cuentos del escritor británico Oscar Wilde (1854-1900): “El fantasma de Canterville”, “El príncipe feliz”, “El gigante egoísta” y “El ruiseñor y la rosa”. El primero es para todas las edades, pero es más popular entre los jóvenes, los otros tres están considerados cuentos infantiles porque pertenecen a lo que a grandes rasgos podemos llamar cuentos de hadas. Sin embargo, como todos los buenos cuentos, tienen la característica de que pueden ser leídos a cualquier edad, o releídos en diferentes etapas de la vida, y siempre nos dirán algo nuevo.
 
Oscar Wilde escribió una novela, famosísima: El retrato de Dorian Gray, y también cuentos, obras de teatro, ensayos, poemas, conferencias y artículos. 
 
Hago la aclaración, de una vez, de que, como la obra de este autor, muerto ya hace 125 años, es del dominio público, tiene muchísimas ediciones tanto impresas como digitales, e incluso gran parte de sus obras se pueden encontrar en Internet para ser leídas en línea o para descargar. Así que busquen estos cuatro cuentos, para empezar, y disfrútenlos. En cuanto a los eBooks, hay algunos baratísimos. Algunas ediciones incluyen estos cuatro cuentos que les recomiendo, otras son de un solo cuento, otras tienen alguno o algunos de estos relatos y otros distintos, así que verifiquen el contenido. Yo, por mi parte, las versiones que he leído son las clásicas en español, traducidas por Julio Gómez de la Serna, y publicadas en las Obras Completas de Oscar Wilde, en un sólo volumen, por la Editorial Aguilar.

 



El príncipe feliz
El título original es The Happy Prince, y fue publicado en 1888 en el libro The Happy Prince and Other Tales, o sea El príncipe feliz y otros cuentos. Los personajes de este relato son muy interesantes por varios motivos, entre otros porque son una golondrina y la estatua del Príncipe Feliz. La muy bonita escultura se encuentra sobre un pedestal en una plaza pública, está recubierta de oro y tiene piedras preciosas en los ojos y en la empuñadura de la espada. La estatua representa, precisamente, a un príncipe de la ciudad que vivió muy feliz, siempre protegido detrás de los muros del castillo. Podemos suponer que murió joven pues inocentemente vivió y murió creyendo que toda la gente vivía tan felizmente como él. Pero ahora que su estatua está en la plaza pública, y que de alguna manera maravillosa contiene, por decirlo así, el alma del príncipe, se da cuenta de que mucha gente tiene vidas tristes, llenas de preocupaciones y pobreza. Así que la estatua del Príncipe Feliz realmente contiene un príncipe triste.
 
Por su parte, la golondrina se ha quedado atrás. Todas las demás ya iniciaron su viaje de emigración anual a Egipto, pues ya llega el invierno. Antes de emprender su viaje, la golondrina decide resguardarse durante la noche precisamente a los pies de la estatua del príncipe. Por motivos que no les voy a contar, la golondrina y la estatua empiezan a platicar y el príncipe le habla de todas las escenas que ve de la vida de muchas personas y le causan pesar. Entonces crea un plan para ayudar a la gente, para el cual la golondrina será una pieza fundamental.
 
Esta narración es lo que se conoce como un cuento moral, porque tiene enseñanzas muy claras, además de una visión panorámica y una crítica social. Es muy eficaz y sorprendentemente emotiva.

 



El gigante egoísta
Este relato, cuyo título original es The Selfish Giant, formó parte de los cuentos publicados en el libro El Príncipe Feliz en 1888. Es otro clásico que muchísimos niños, jóvenes y adultos, hemos leído y disfrutado. El gigante egoísta es otra obra que forma parte del género de cuentos de hadas, y que tiene evidentes enseñanzas morales.
 
Un gigante tiene un castillo con un gran y bellísimo jardín, pero el gigante ha estado ausente durante siete años. Los niños de la ciudad han adquirido la feliz costumbre de ir a jugar a ese lugar después de sus clases. Pero el gigante regresa y ve su jardín invadido por niños que suben a los árboles y corren entre las flores. El gigante corre a todos los niños pues ese es su jardín y no quiere compartirlo con nadie. Incluso construye un muro altísimo y pone un letrero de “Prohibida la entrada”.
 
Llega el otoño y luego el invierno. El frío, la nieve, el hielo y el viento del norte se instalan en el lugar, encantados de la vida. Cuando llega la primavera no entra al jardín. El gigante se sorprende que el invierno dure tanto tiempo. En un momento dado, por supuesto, el gigante recibirá su lección y luego una doble recompensa... pero para que entiendan de qué hablo, tendrán que leer esta bellísima narración.

 



El ruiseñor y la rosa
Este cuento, cuyo título en inglés es The Nightingale and the Rose, pertenece también a la edición de 1888 de El príncipe feliz, y pertenece igualmente al género de los cuentos de hadas. También tiene enseñanzas morales y una marcada crítica social, aunque quizá de los tres que hemos visto hasta ahora sea el que tiene una interpretación más compleja. Nada que no puedan resolver analizando el cuento, releyéndolo, o comentándolo con amigos y maestros. Esto es importante porque se trata de un cuento que nos hace reflexionar. Además, es un relato de una gran belleza.
 
Por casualidad, un ruiseñor escucha a un joven estudiante lamentarse de su mala suerte, pues la muchacha que le gusta le ha dicho que, en la próxima gran fiesta, bailará con él si le regala una rosa roja. Pero el jardín del joven no tiene rosas rojas en ese momento y está desesperado. El ruiseñor, otra de las aves generosas de estos relatos, decide ayudar desinteresadamente al muchacho, aunque esa ayuda le saldrá al ruiseñor extremadamente cara. Los acontecimientos siguientes son algo desconcertantes para los lectores, pero, por lo mismo, muy iluminadores. Es en realidad una narración interesantísima que contrasta puntos de vista respecto al amor, a la belleza, al materialismo, y por extensión, también al arte y a la vida.
 
Hay que tener en cuenta de que estos cuentos fueron escritos a fines del siglo XIX, en un momento en el que el mundo entraba en una nueva fase de la historia, y la sociedad estaba perdiendo valores esenciales. Ahora, casi siglo y medio después, estamos de lleno en esa fase, por eso es tan importante leer estas obras y reflexionar acerca de su contenido.

 



El fantasma de Canterville
El título original de este cuento es The Canterville Ghost, y fue publicado primero en una revista, en 1887, y posteriormente como parte de un volumen de relatos publicado en 1891 llamado Lord Arthur Savile's Crime and Other Stories, es decir El crimen de lord Arthur Saville y otras historias. Este cuento no es específicamente para niños, aunque lo pueden leer y los va a divertir y a sorprender, lo que sucede es que quizá, aunque comprendan el argumento, no entenderán todas las sutilezas de la narración hasta que estén más grandes y tengan más estudios. La comprensión de este relato va a cambiar si lo leen de niños, de jóvenes y de adultos, pero siempre lo van a disfrutar, aunque de diferente manera o por distintos motivos.
 
Es, por supuesto, un cuento de fantasmas, aunque su tono, o más bien sus tonos, sorprenden. Mezcla el ambiente del terror con el humor, y es, ante todo, una crítica social dirigida por igual a los estadounidenses y a los ingleses, aunque por distintas razones.
 
El cuento inicia cuando el norteamericano millonario Hiram B. Otis le compra al muy inglés lord Canterville la mansión llamada Canterville Chase. El vendedor le aclara al comprador que la mansión tiene un fantasma que ha aterrorizado a su familia durante 300 años. Y le cuenta de los parientes que han enfermado, muerto o enloquecido por haber pasado unos días en la mansión. El pragmático estadounidense le dice que le encanta la idea de comprar la casa con todo y fantasma. Y luego empieza la pesadilla, pero para el fantasma. Es un cuento que muestra el fino sentido del humor de Oscar Wilde, sin embargo, luego el tono se transforma en dramático. Es otro relato clásico de Wilde, con lectores en todo el mundo que lo adoran (al cuento y al autor).
 
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miércoles, 15 de octubre de 2025

Sarah de Córdoba, de Rolande Causse

 



Sarah de Córdoba
de Rolande Causse
 
Jesús Guerra
 
Esta historia se desarrolla en el siglo XII (en plena Edad Media; recordemos que este período histórico inicia en el siglo V con la caída del Imperio Romano de Occidente y termina mil años después, en el siglo XV, con la invención de la imprenta, la caída de Constantinopla y el descubrimiento de América). Sarah fue convocada por su padre, Salomón, un sabio judío de la ciudad de Córdoba (en lo que hoy es España), quien le dijo que la tradición señalaba que el mayor de los hijos varones debería ser discípulo y ayudante de su padre, pero en su caso no tenía hijos, sólo hijas (Sarah, Judith y Lea), y como ella era la mayor, y además muy inteligente, ella tendía que asumir su papel de discípula. Y esto era urgente pues él se estaba quedando ciego. Él, como uno de los sabios de la ciudad, se dedicaba a la traducción de manuscritos (lo que hoy llamaríamos libros, pero en esa época eran en realidad rollos de papiro y de pergamino), pues Salomón dominaba el hebreo, el árabe y el griego, y se dedicaba también a la enseñanza.
 
Córdoba era una ciudad de paz y de conocimiento, y tenía una gran biblioteca. En la ciudad convivían, se respetaban y se ayudaban unos a otros cristianos, musulmanes y judíos. Había iglesias, mezquitas y sinagogas, y todos respetaban al dios de los demás. Sin embargo, aún en un ambiente que suena tan libre y respetuoso, en ninguna de las tres comunidades (todas regidas fuertemente por su religión) se permitía la educación de las mujeres, mucho menos su entrada a la universidad o a la biblioteca. Así que el plan de Salomón implicaba que su hija Sarah se disfrazara de hombre y se hiciera pasar por un sobrino suyo al que llamaría Samuel.
 
Y así lo hicieron, a pesar de las dudas y los temores de Sarah, que no estaba segura de que lograría engañar a los extraños, o si sabría comportarse como hombre, o incluso estar a la altura de las enseñanzas de su padre. Pero, de hecho, Salomón ya le había enseñado a leer y escribir en árabe, que era la lengua dominante en la ciudad, cosas que el resto de las mujeres no sabía hacer.
 
Sarah, en su versión Samuel, conducía todas las mañanas a su padre a la biblioteca de la ciudad, leía en voz alta los manuscritos que su padre le pedía, y escribía lo que éste le dictaba. Además, Salomón la instruía en griego y en hebreo, y también en poesía y plantas medicinales. Sarah-Samuel se estaba convirtiendo en toda una académica. Por supuesto, un día se le acercó a Salomón un joven musulmán llamado Ahmed, que le pidió ser su discípulo pues conocía su obra, lo respetaba y quería que él lo instruyera. Salomón le dijo que sí, tan pronto como terminara con la traducción de una obra en la que trabajaba. El problema era que Sarah sintió una inmediata atracción por Ahmed, y algo muy confuso, pues sintió que Ahmed también sentía atracción por ella. Pronto se hicieron amigos, y Sarah sintió la confianza de contarle la verdad. Ambos estaban felices y enamorados, pero ¿cómo le diría cada uno a su familia que estaba enamorado de una persona de otra religión? Y entonces se enteraron del verdadero problema que enfrentarían, no sólo ellos sino toda la ciudad: los almohades, una dinastía bereber y movimiento fundamentalista islámico que estaba conquistando el sur de lo que hoy es España, se acercaba a la ciudad. La solución de aquellos que podían hacerlo fue huir de Córdoba. Y mientras que Ahmed y su familia se fueron a Sevilla, Sarah y su familia se dirigieron a Málaga, con la intención de viajar luego a Alejandría. Casi no se mencionan fechas específicas en este relato, pero algunas sí: cuando Sarah y su familia abordaron en Málaga el barco que los conduciría a Alejandría era el 18 de septiembre de 1148. ¿Y cuál es el destino de los enamorados? Para saber qué sucede con ellos, y con los habitantes de la pacífica ciudad pluriétnica y pluricultural, tendrás que leer esta interesantísima novela, Sarah de Córdoba.
 
Esta historia me ha gustado muchísimo, por su argumento, pero sobre todo por su ubicación histórica y geográfica. No es el relato tradicional medieval de castillos y caballeros, sino una historia de personas más o menos comunes, dedicadas al conocimiento, pero no pertenecientes a la aristocracia, en el contexto cultural de las poblaciones musulmanas y judías del sur de lo que hoy es España, hace casi nueve siglos. Un tiempo en el que viajar era una aventura peligrosísima, y enfermar de cualquier cosa era un riesgo mortal. Nos descubre toda una época y una manera de vivir, y lo hace con un lenguaje poético, muy centrado en los pensamientos y los sentimientos de su personaje central: Sarah. Muy recomendable para jóvenes lectores de los 13 años en adelante. Pero también la disfrutarán mucho sus papás y sus maestros. Y mucho ojo con las ilustraciones, estupendas por lo detalladas que son.
 
Rolande Causse es una escritora y poeta francesa especializada en literatura infantil y juvenil. En sus novelas y poemas plantea temas tan fuertes como la guerra, el sufrimiento, la deportación, la ausencia y la discriminación. También escribe ensayos sobre literatura para jóvenes.
 
Andrés Sánchez de Tagle nació en México. Es pintor y grabador; sus ilustraciones por computadora han marcado una línea innovadora en el panorama de la ilustración en nuestro país.
 
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Sarah de Córdoba. Rolande Causse. Traducción de Pilar Ortiz Lovillo. Ilustraciones de Andrés Sánchez de Tagle. Fondo de Cultura Económica, colección A la Orilla del Viento. 1a. ed. en francés: 1997; 1a. ed. en español: 2003; octava reimpresión: 2022. Clasificada Para los Grandes Lectores. 134 págs.
 
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