martes, 30 de septiembre de 2025

Y el árbol siguió creciendo, de Graciela Montes

 



Y el árbol siguió creciendo
de Graciela Montes
 
Jesús Guerra
 
En esta ocasión les comento y recomiendo otro libro de la escritora argentina Graciela Montes, autora de cuatro libritos de una misma serie que he comentado aquí recientemente: Emita y Emota en...¿Ahora quién me aupa?, La venganza de la trenza, La venganza en el mercado y La venganza contra el chistoso, que son estupendos y son, los cuatro, para niños que empiezan a leer, pero el libro de hoy es para niños y jóvenes lectores que ya leen bien, o que están en proceso de llegar a ese nivel. Se trata de Y el árbol siguió creciendo, un cuento en diez capítulos que se publicó originalmente en 1986 y ha tenido varias ediciones, la más reciente es de la editorial Alfaguara, de Argentina, en 2018 (así que es mucho más fácil de conseguir en versión digital).
 
El cuento trata del nacimiento casi milagroso de un árbol, desde que era apenas una hojita minúscula, que quien sabe cómo logró salir entre las pequeñas grietas del cemento de la Avenida 9 de Julio, casi esquina con la Avenida de Mayo, en la ciudad de Buenos Aires, la capital de Argentina. Y esta plantita insignificante que a lo mejor nadie notó en un principio, creció a una velocidad imposible. Un mes después, ya era un verdadero árbol. Pero, por supuesto, siguió creciendo. Entonces llegaron los Especialistas, un grupo de científicos que querían estudiarlo, pues ni siquiera sabían qué tipo de árbol era. Y poco después llegó la cuadrilla de mantenimiento municipal (a los que luego la gente llamó la Cuadrilla Caprichosa), presumiendo sus sierras eléctricas, con la intención de cortarlo, pero no pudieron, de momento, porque no tenían los permisos necesarios. Y, por supuesto, también llegó la gente de la televisión a reportar lo que estaba sucediendo.
 
Pero esto no es nada. Una tarde, cuando ya el árbol era un arbolón, llegaron siete familias que habían sido desalojadas de sus viviendas esa mañana, con la intención de instalarse en las ramas. Y luego llegó la prensa extranjera, mientras los de la Cuadrilla Caprichosa seguía rondando el árbol a la espera de sus permisos. Y esto, la verdad, todavía no es nada para lo que sucede después, pero ustedes tendrán que descubrirlo al leer este cuento doblemente fantástico, y digo doblemente porque este relato forma parte de un género literario así llamado, fantástico, pero además es fantástico porque realmente es una narración maravillosa y asombrosa, por su imaginación, por la calidad de la escritura, por sus estupendos personajes, a pesar de que ninguno es el principal (quizás el árbol y la gente en su conjunto son los personajes principales), y por las deliciosas situaciones que se van produciendo.
 
La autora, como ya señalé, es argentina, así que el libro, que sucede en Buenos Aires, está escrito en “argentino”, es decir, en el español que hablan en Argentina; no se sorprendan, entonces, de encontrar ciertas palabras que en México y en otros países de habla hispana no utilizamos, pero eso no es un problema, se pueden consultar muy rápidamente en Internet y asunto arreglado. Además, van a aprender algo nuevo. Por ejemplo, lo siguiente: en las primeras líneas del libro, la autora apunta una frase espectacular: “[…] las cosas más extraordinarias suceden en los días de morondanga”. Morondanga es, según el diccionario, algo inútil y de poco valor. Los días de morondanga son esos días que transcurren sin sorpresas, en los que hacemos lo de siempre, algo aburridos y rutinarios. Pero la autora dice que en esos días en que parece ser que no pasa nada, de repente pasan cosas extraordinarias. Además de eso, ¿no les parece una maravilla la palabra? Al leer esto, léanla en voz alta: mo-ron-dan-ga... Genial, ¿no? Bueno, cada quien sus gustos.
 
El asunto, en todo caso, es que les recomiendo muchísimo este libro. El argumento es estupendo, divertido e imaginativo, y la escritura es una delicia, además de que tiene algo así como un aura poética difícil de definir, pero que se siente. Me recordó dos cuentos, tal vez para lectores algo más grandes, de los 15 años en adelante más o menos, que pueden buscar y leer a ver qué les parecen: “La Torre Eiffel”, del escritor italiano Dino Buzzati, y “La autopista del sur”, del argentino Julio Cortázar.
 
Esta edición de Alfaguara tiene unas ilustraciones formidables del artista argentino Poly Bernatene. Al final del libro vienen unas palabras de la autora, en donde habla un poco de las ideas que están detrás de este cuento, y otras del ilustrador en las que explica su proceso creativo para ilustrar esta obra. Ambos textos, muy breves, nos ayudan en nuestra interpretación del relato.
 
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Y el árbol siguió creciendo. Graciela Montes. Ilustraciones de Poly Bernatene. Alfaguara (Argentina). 2018. 64 págs.
 
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