sábado, 29 de agosto de 2020

El castigo de Lucas, de Francisco Hinojosa


 


El castigo de Lucas

de Francisco Hinojosa

 

Jesús Guerra

 

Lucas tiene 11 años y está a punto de terminar quinto de primaria. Vive en la Ciudad de México, se divierte muchísimo en internet y tiene muchos amigos en Facebook, sobre todo tiene una amiga, Celia, a la que no conoce en persona porque ella vive en Mazatlán, con la que chatea a diario y se llevan de maravilla porque tienen los mismos gustos: el futbol, la lucha libre y las películas de miedo. Celia tiene la misma edad que Lucas, es la goleadora de su equipo y a ella le va muy bien en la escuela.

 

Un día, a punto de entrar a las vacaciones de verano, Lucas recibe una pésima noticia: no pasó año. Así que además de la vergüenza que le va a dar con sus amigos cuando regrese a clases, tendrá que hacer nuevas amistades con chicos menores que él, y además tendrá que aguantarse el castigo que de seguro le pondrán sus papás. Él se imagina que lo van a dejar sin domingos, o que no le van a hacer fiesta el día de su cumpleaños, pero cuando sus papás hablan con él, el castigo resulta ser mucho peor de lo pensado: le prohíben que use la computadora y el internet hasta que, cuando vuelva a la escuela, les presente en las próximas calificaciones un promedio mínimo de 7.5.

 

Lucas siente que el castigo es terrible, pero sabe que se lo merece, pues no estudió lo suficiente para sus exámenes finales. Sin embargo, Lucas habla con su mamá y le pide que le permita entrar a Facebook una vez más para platicarle a Celia cómo están las cosas, pues ella se va a preocupar, o va a creer que él ya no quiere hablar con ella... La mamá de Lucas le permite que le mande un correo electrónico para pedirle a Celia la dirección de su casa, pues si quiere «chatear» con ella, tendrá que hacerlo por carta.

 

Cuando recibe la dirección de Celia, Lucas le escribe una carta explicándole los motivos por los que no podrán chatear durante varios meses. Lucas siempre pensó que eso de escribir cartas era una actividad de ancianos, pero de repente y casi sin darse cuenta, entra en un área desconocida: escribir misivas en papel, meter las hojas en un sobre, comprar timbres, llevar el sobre hasta un buzón, y esperar días y días hasta la llegada de la respuesta. 

 

Y así descubre que su papá tiene guardados varios álbumes con timbres pues en alguna época fue coleccionista de estampillas postales de diversos países del mundo. Además, como no puede utilizar la computadora, tiene que salir a jugar con sus primos, y empieza a dedicarse a actividades como hacer inventos y crear platillos exóticos (realmente exóticos) en la cocina de su casa.

 

Y entonces se da cuenta que le entusiasma muchísimo recibir las cartas de Celia. Sin embargo, Lucas descubre que todavía falta una parte de su castigo... pero ya no les platico lo que sigue para que ustedes lo descubran al leer este cuento estupendo y sabroso (con excepción, la verdad, de los inventos de Lucas en la cocina).

 

Este libro de Francisco Hinojosa es muy divertido, como todos los libros de él que he leído, y como en una buena parte de su obra, también, logra establecer una muy eficaz complicidad con sus lectores. Además, toca algunos temas de tal manera que nos obliga a verlos desde una perspectiva diferente.

 

El castigo de Lucas está ilustrado con unas obras padrísimas y muy disfrutables de Ignacio Zárate Huizar, y se consigue en pasta dura, pasta suave y en edición digital.

 

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El castigo de Lucas. Francisco Hinojosa. Ilustraciones de Ignacio Zárate Huizar. Nostra Ediciones. 1a. ed., 2012; 2a. ed., 2014; 1a. ed. digital, 2017. 88 págs.

 

 

 


jueves, 6 de agosto de 2020

El fantasma de la casa del lago, de Ana Romero



El fantasma de la casa del lago

de Ana Romero

 

Jesús Guerra

 

Julia, la protagonista y narradora de esta historia, es una adolescente que vive con su papá, Pancho. Y tanto Julia como Pancho pasan por un terremoto emocional cuando un día encuentran una nota en un post-it pegado al refrigerador en el que Carolina (esposa de Pancho y mamá de Julia) les dice que los deja porque tiene que irse a perseguir sus sueños. Padre e hija, deprimidos, se van de la casa en la que vivieron con Carolina, y luego de comprar una cámper se lanzan «a conocer el mundo». Sin embargo, al poco tiempo, Pancho se queda sin trabajo porque quebró la revista en la que escribía artículos de viaje, y se da cuenta de que su hija necesita seguir estudiando. Así, llegan a un pueblo llamado San Miguel, que les agrada. Pancho investiga y se entera que ahí están los mejores colegios de la región, entonces consigue trabajo como profesor de Literatura en uno de ellos, de paso obtiene media beca para Julia, vende la cámper, pide un préstamo en un banco y con el dinero compra una ruinosa y enorme casa que le encantó desde que la vio por primera vez.

Pancho encuentra una vieja —pero en buenas condiciones— máquina de escribir Remington, a la que bautiza como Remi, y decide que con ella escribirá su primera novela. Sale al porche de la casa y se pone a teclear una buena parte de la noche y una buena parte de las noches. El ruidazo de Remi tranquiliza a Julia, quien batalla para dormir porque la casa, la verdad, le da algo de miedo, tanto que hasta escucha pasos inaudibles en el pasillo.

Pronto, tanto Julia como Pancho comienzan a conocer a la gente del pueblo y a hacer amistades: Maribel, la bibliotecaria de la escuela; Alejandro, el dueño de una tienda; Doña Clau; y las cuatro jóvenes de la escuela que se hacen amigas casi instantáneas de Julia: Maru, Helen, Natis y Sofi, y, por supuesto, un perro sin dueño que ronda la biblioteca y que, según Maribel, se llama Nostradamus. Así, en conversaciones con sus nuevos conocidos y amigos es como Julia se entera de que la gente de San Miguel le llamaba a su nuevo hogar La Casa del Lago, y que tiene fama de ser una mansión encantada, debido a su historia. Esto pone de nervios a Julia, pero también le pica la curiosidad, así que decide investigar qué sucedió ahí. Pero no sólo investiga con los vivos, pues una noche de tormenta ve por primera vez al fantasma de la casa...

El argumento está muy bien estructurado y constantemente nos depara sorpresas, tanto en el presente como en el pasado, es decir, la historia de la familia que vivió antes en la casa de lago, que Julia va descubriendo poco a poco. Y el estilo con el que está escrita la novela, o sea, en su mayor parte, la narración hecha por Julia, es de verdad estupendo. Todos los personajes están bien desarrollados y diferenciados, tienen una personalidad distinguible, y algunos de ellos tienen características muy interesantes y simpáticas. Julia, en particular, es formidable. Y tanto el estilo de narración de Julia como una buena parte de los diálogos entre los personajes son sumamente divertidos, vivos, chispeantes. Me encanta que Julia tenga una vocación anticursi a toda prueba y un gran sentido del humor.

Vale la pena señalar que en algunas partes del libro Julia menciona algunas canciones que escuchan ella y Pancho, y se trata de grandes canciones, es decir que son personajes con los que podemos identificarnos también por el gusto musical. Si hacen una playlist con las canciones mencionadas obtendrán el gran soundtrack de la novela.

El fantasma de la casa del lago es una novela emocionante y divertidísima que ha resultado, para mí, una sorpresa fenomenal.

Ana Romero es michoacana y licenciada en Psicología. Además de novelista es poeta y guionista de cine y televisión. Las ilustraciones, de Armando Fonseca, son padrísimas. 

 

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El fantasma de la casa del lago. Ana Romero. Ilustraciones de Armando Fonseca. El Naranjo, colección Ecos de Tinta (para jóvenes lectores). 1a. ed., 2017. 264 págs. También se consigue en edición digital.