lunes, 21 de septiembre de 2015

Carmilla, de Joseph Sheridan Le Fanu




[Literatura juvenil]

Carmilla
de Joseph Sheridan Le Fanu

Jesús Guerra


Uno de los más importantes escritores de terror de lengua inglesa del siglo XIX fue, sin duda, Joseph Sheridan Le Fanu. Este autor nació en Dublín, Irlanda, el 28 de agosto de 1814, y murió en la misma ciudad el 7 de febrero de 1873, a los 58 años de edad. Si se fijan en el año de su nacimiento se darán cuenta que el año pasado se celebró el bicentenario de su nacimiento.

Joseph Sheridan Le Fanu nació en una familia de buena posición, que además era una familia de escritores (su abuela y uno de sus tíos fueron dramaturgos, y una sobrina suya, tiempo después, fue novelista). Sin embargo, las crisis económicas golpearon a su padre, quien murió sin tener casi nada que dejarles a sus hijos. Joseph, quien dejó las leyes por el periodismo, llegó a ser dueño de varios periódicos y revistas, en una de las cuales, la Dublin University Magazine, que también dirigió, publicó muchos de sus cuentos y sus novelas, serializadas, antes de publicarlas en formato de libro. Aunque Sheridan Le Fanu escribió también novelas históricas, se especializó en las novelas y cuentos de misterio y terror, específicamente en las muy inglesas e irlandesas «historias de fantasmas».


En 1958 murió su esposa, la cual sufrió problemas psicológicos durante varios años, y esto tuvo consecuencias en el carácter del periodista y escritor, quien se recluyó en su domicilio, alejándose del contacto de la sociedad. En este encierro escribió una buena parte de sus mejores obras.

A continuación transcribo algunos de los títulos de obras suyas que pueden conseguirse en español:

Novelas: La casa junto al cementerio (1863), Tío Silas (1864) y El misterio de Wyvern (1869), entre otras.

Relatos: «El Sueño del Bebedor» (1838), «El Fantasma y el Colocahuesos» (1838), «La Prima Asesinada» (1838), «Schalken, el Pintor» (1839), «El Huésped Misterioso» (1850), «La Mano Fantasma» (1861), «El perverso Capitán Walshawe de Wauling» (1864), «El Fantasma de Madam Crowl» (1870), «La Visión de Tom Chuff» (1870), «El gato blanco de Drumgunniol» (1870), «Carmilla» (1871), «Dickon el Diablo» (1872), «La Posada del Dragón Volador» (1872) y «El pacto del señor Dominick», (1972), entre muchos otros. La lista, por supuesto, no es exhaustiva. Es muy probable que se puedan conseguir más obras de este autor en nuestro idioma.


Sin embargo, de todas estas obras es «Carmilla» la más conocida; catalogada por unos como cuento largo y por otros como novela corta, «Carmilla» es una estupenda narración de vampiros, sutil y minuciosa, que nos deja entrever el terror poco a poco, y aunque no fue el primer cuento que se escribió acerca de estas criaturas de la noche es, sin duda, uno de los que más influencia ha ejercido en los escritores posteriores, entre los que es necesario resaltar a Bram Stoker, el autor de la novela Drácula, la cual se publicó en 1897, es decir, 25 años después de la publicación de «Carmilla».

El estilo de Sheridan Le Fanu está centrado en los detalles y en la atmósfera, y no en las escenas efectistas y chocantes, que son, lamentablemente, el estilo predominante del terror de nuestros días, sobre todo en el cine. Le Fanu prefería conservar el misterio y para ello dejaba algunos puntos sin explicar. Estas características son claras en «Carmilla», y muy posiblemente debido a lo anterior este relato ha mantenido su fuerza a lo largo del tiempo y ha sido tan influyente.

"Carmilla" está narrado, tiempo después de los acontecimientos, por una joven llamada Laura, quien vive con su padre en un castillo austriaco, aunque ellos son ingleses, y lo que nos cuenta es una terrible experiencia. Una noche en que ella y su padre paseaban por los terrenos del castillo, pasó por ahí un carruaje tirado por caballos, y este carro tuvo un accidente frente a ellos y se volcó. Salieron de él una mujer muy elegante y una joven preciosa, y la mujer habló con el padre de Laura. Le pidió que de momento no le solicitara su identidad y le pidió también que cuidara de su hija, la bellísima joven que viajaba con ella, durante las semanas que ella estaría de viaje haciendo algo de suma importancia. Le prometió que a su regreso le diría quién era ella. Su hija, le dijo la desconocida, estaba débil y no podía hacer el viaje completo, mucho menos después de ese accidente. El padre de Laura no pudo negarse y la joven, cuyo nombre teóricamente tampoco debían saber, se quedó con ellos.

Laura, por supuesto, estaba encantada de tener una visitante. La vida en el castillo era solitaria y aburrida. La enfermiza y preciosa joven finalmente le dijo a Laura que se llamaba Carmilla, pero no le dijo nada más de su familia ni de lo que su madre iba a hacer en ese misterioso viaje. Fuera de esto, era comunicativa y simpática, y Carmilla les cayó de maravilla a Laura y a su padre, y al personal de servicio del castillo.

Por esas mismas fechas murió la sobrina de un militar amigo del padre de Laura, y al mismo tiempo comenzaron a circular en la región inquietantes noticias acerca de una extraña enfermedad que estaba matando a hijas de los campesinos del área. Los médicos no entendían qué sucedía, y la gente, con sus explicaciones supersticiosas, achacaba las muertes al ataque de un vampiro. Por supuesto, ni Laura ni su padre creían en esas cosas; pero las cosas cambiaron cuando la propia Laura comenzó a manifestar algunos de los síntomas de la extraña enfermedad...


"Carmilla" se encuentra publicado en muchas antologías de cuentos de terror y en antologías de relatos de vampiros, así que es probable que lo consigan con facilidad. Lo mejor de todo es que el Fonde de Cultura Económica publicó en 2013, en su colección Clásicos del Fondo, una versión muy bonita, con traducción de Juan Elías Tovar, y unas deliciosas ilustraciones de Ana Juan. El formato del libro es muy grande, tiene 34.5 centímetros de largo, por 24.5 centímetros de ancho. Y tiene 104 páginas. Si pueden conseguir esta edición, la recomiendo ampliamente.


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