El señor de las
moscas
de William Golding
Jesús Guerra
El señor de las
moscas
fue la primera novela que publicó el escritor inglés William Golding (nacido en
el condado de Cornualles —Cornwall, en inglés— de Inglaterra en 1911, y
fallecido, en el mismo condado, en 1993; ganador del Premio Nobel de Literatura
en 1983), y muy probablemente la más representativa o la más famosa de su obra.
Se publicó en 1954, apenas nueve años después de terminada la Segunda Guerra
Mundial. El título en inglés de esta novela es Lord of the Flies, que significa lo mismo que el título castellano,
y es una manera de nombrar a Belcebú, una deidad filistea que luego pasó a la
tradición judeocristiana como uno de los demonios. En el caso de la novela, el
Señor de las Moscas representa la maldad humana. Ya verán cómo y por qué.
La novela es alegórica (es decir, tiene un alto
contenido simbólico) y no fue escrita expresamente para los lectores jóvenes,
sin embargo, debido a que todos sus protagonistas son niños y adolescentes, y
debido a los temas que trata, durante muchos años, por lo menos en Inglaterra,
se ha considerado como una lectura obligada (aunque no sé si obligatoria) para
los jóvenes. Es una obra que tiene diversos significados y que, además de
reflexionarlos por nosotros mismos, bien vale la pena discutirlos después con
lectores más experimentados, y también buscar escritos en los que se analice
esta novela, para saber, por lo menos, qué es lo que otros lectores han
encontrado en esta obra, qué han visto ahí que, tal vez, uno haya pasado por
alto.
Les platico de qué trata: por algunos diálogos de
los personajes sabemos que esta historia comienza en agosto de 1945, pues se
menciona el lanzamiento de la bomba atómica. No sabemos muy bien cómo ni por
qué, pues esto no se menciona mucho, un avión en el que viajaba un grupo grande
de estudiantes ingleses (no sabemos de dónde salieron ni a dónde se dirigían)
tuvo que hacer un accidentado aterrizaje de emergencia en una isla. Muchos
deben haber muerto. Pero para cuando los lectores empezamos a conocer a los
personajes, los restos del avión no están en la isla. Los sobrevivientes son un
grupo de niños y jóvenes, más o menos unos 25 o 30, que van de los 6 a los 12 o
13 años, aproximadamente. Ellos mismos no saben cuántos son. El único adulto
que queda vivo es uno de los pilotos, pero está muy mal herido y muere pronto.
Como no hay adultos, tienen que organizarse solos para poder sobrevivir.
Edición en catalán |
El más inteligente de todos es un chavo, cuyo
nombre real nunca sabemos, al que le dicen Piggy (Puerquito), porque es gordo,
y como además usa lentes y tiene asma, los jóvenes de su edad y los más grandes
se burlan de él, o no lo toman en cuenta. Su inteligencia parece molestarles.
Ralph, en cambio, es delgado, activo, bienintencionado y tiene mucho sentido
común. Piggy, entonces, lo que hace es platicar con Ralph, darle ideas, mismas
que Ralph entiende de inmediato. Y como Ralph comienza, entonces, a organizar
al grupo, cuando se dan cuenta de que requieren de un jefe para que la
organización se lleve a cabo con más rapidez y eficacia, eligen de inmediato a
Ralph, que es el líder natural.
Edición en francés |
Ralph organiza juntas, o asambleas, y para
llamarlos a todos sopla en una enorme caracola que encontraron él y Piggy, y
que suena como una corneta. La idea es tomar las decisiones entre todos, pues
está claro que tienen que plantearse objetivos y establecer reglas para que las
cosas funcionen. Pero, por supuesto, no todos entienden las cosas de la misma
manera, ni todos tienen el mismo interés... Además está Jack, un joven alto y
delgado, que tiene un sentido militarista muy marcado, que en un principio se
convierte en la mano derecha de Ralph (además de Piggy, que es más bien como el
consejero de Ralph), pero a quien evidentemente le caen mal Piggy y el propio
Ralph... Poco a poco comienza a desarrollarse un enfrentamiento entre Jack y
Ralph. Comienza a darse una lucha por el poder.
Pero antes de que se dé plenamente esta lucha por
el poder, cuando todos se llevan bien, cuando funcionan como un solo grupo y se
ayudan unos a otros, lo que sienten es la emoción de la aventura. Primero
tienen que ingeniárselas para estar seguros de que se encuentran en una isla, y
luego de que esté desierta, y luego de que no haya animales peligrosos. Tienen
qué encontrar qué comer. Tienen que construir refugios. Tienen, también, que
cazar (encuentras jabalíes). Tienen que encontrar la manera de encender
hogueras. Tienen que encontrar la manera de tener una especie de llamada de
auxilio por si pasan barcos cerca de la isla. Pero cuando se da la lucha por el
poder entre los dos líderes del grupo, las cosas —esas especie de vacaciones
que fueron las primeras semanas— empiezan a echarse a perder.
Los que peor la pasan son los más pequeños. Sí,
de día juegan en la arena y construyen castillos, y se meten a bañar a una
especie de laguna al lado del mar, como si fuera una alberca, pero de noche se
sienten solos, tienen pesadillas, extrañan a sus padres. De noche tienen miedo.
Y, la verdad, es que los más grandes también tienen miedo en la oscuridad. Así
que pronto comienzan a surgir rumores de que hay una bestia en la isla. El
miedo, entonces, es un factor determinante para ciertas acciones que realiza el
grupo, o que no realiza. El poder del miedo afecta al grupo, y mientras unos
tratan de pensar las cosas de la manera más racional posible, otros sucumben al
temor, de diversas maneras, y otros más aprovechan el miedo para sus propios
fines.
Todo esto está relacionado con lo que somos los
seres humanos, y está relacionado con aspectos de nuestra historia. ¿Qué nos
hace seres civilizados? ¿Qué hace que sigamos siéndolo a pesar de algunos
problemas? ¿Qué puede hacer que regresemos a la barbarie? Estos son algunos de
los temas principales que se encuentran bajo la superficie del argumento de
esta novela.
Como no es una obra escrita para jóvenes, y
además es una narración que se publicó hace 65 años, al principio quizá les
canse un poco: tiene muchas descripciones y avanza con una cierta lentitud en
sus primeras páginas, pero los invito a que sigan leyendo, pues a medida que
avancen verán que la novela gana velocidad y, sobre todo, intensidad. Muy
pronto no podrán dejar de leer para saber qué sucede con Ralph, Piggy, Jack,
Sam, Eric, Simon y los demás.
Esta novela ha sido adaptada al cine en dos
ocasiones: hay una película de 1963, dirigida por Peter Brook, y una segunda
versión, de 1990, dirigida por Harry Hook. Además, ha tenido mucha influencia
en otras obras, por ejemplo en la serie de televisión Lost (2004-2010), y también en la serie The Society (2019, que se estrenó hace poco en Netflix).
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El señor de las moscas. William
Golding. Traducción de Carmen Vergara. Alianza Editorial. 286 págs.
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