jueves, 10 de diciembre de 2015

Vampiras 04: «Cuando había luz de luna» y «Herencia»





Vampiras 04: «Cuando había luz de luna» y «Herencia»
Cuentos de Manly Wade Wellman y David H. Keller

Jesús Guerra

He estado comentando algunos de los cuentos reunidos en la estupenda antología llamada Vampiras, de la Editorial Valdemar, y continúo con el noveno cuento de esta antología, «Cuando había luz de luna» de Manly Wade Wellman. Se trata de una narración maravillosa, con una atmósfera enfermiza y que entra de lleno en el ámbito del homenaje al género mismo de los cuentos de terror y a un escritor fundamental del género ya que el personaje central es Edgar Allan Poe.


Manly Wade Wellman


Vale la pena apuntar, para entender este cuento, que Edgar Allan Poe escribió, en 1844, su relato «El entierro prematuro», un relato de terror basado en un miedo propio, pero al mismo tiempo muy extendido en el siglo XIX, el miedo a ser enterrado vivo, ya que en efecto en ese tiempo se dieron casos de errores médicos que diagnosticaron muertes que no lo eran. De hecho, en esa época se inventaron cajas de muerto y hasta tumbas con artilugios que le permitían a la víctima de un entierro equivocado llamar la atención de las personas en el exterior para que las desenterraran. Por cierto, este mismo miedo, y estos casos en que en efecto se enterraron vivas a algunas personas, fueron unos de los motivos para el resurgimiento del interés en el tema de los vampiros durante el siglo antepasado.

Bueno pues el relato que les comento, «Cuando había luz de luna», imagina las circunstancias que dieron origen a la escritura del cuento «El entierro prematuro». Edgar Allan Poe, que en esa época vivía en circunstancias espantosas de pobreza, lee sobre el caso de una mujer a la que enterraron viva y luego fue rescatada. Se da cuenta que la mujer vive a unas pocas cuadras de su casa y decide ir a entrevistarla, con el pretexto de escribir un artículo para un periódico.

El escritor encuentra la casa, que parece abandonada, toca y le abre una mujer. Él le dice el motivo de su visita. La mujer le dice que tiene mala información, que a quien enterraron vivo y rescataron fue a su marido, el cual se encuentra en muy malas condiciones de salud desde entonces. Ella le ofrece llevarlo a ver a su marido para que compruebe lo mal que se encuentra, motivo por el que no podrá responder a sus preguntas. El escritor acepta ver al enfermo. Y la mujer lo conduce, por pasillos oscuros y sucios, hasta un patio, y luego a un pozo, en donde el hombre yace en completa oscuridad. Pero antes de llegar ahí, hay un momento, en uno de los pasillos, en el que el escritor cierra una puerta tras de sí y quedan, él y la mujer, completamente a oscuras, ella le pide que abra la puerta para que pueda entrar la luz de la luna, y antes de que Edgar Poe pueda abrir la puerta, ella se desvanece. Cuando él logra abrir la puerta, entra la luz de la luna y la mujer recobra el conocimiento y se levanta diciendo que se encuentra bien.

Cuando el escritor está junto al enfermo, éste sólo tiene fuerza para decirle que todo es mentira… Todo esto es el arranque de esta historia aterradora, cuya lectura recomiendo ampliamente.

Su autor, Manly Wade Wellman, fue un escritor estadounidense, nacido en 1903 y fallecido en 1986. Escribió ficción histórica, obras del Oeste, obras policiacas, cuentos para jóvenes e incluso ensayos, pero es recordado sobre todo por sus obras de terror, fantasía y ciencia-ficción. Perteneció a las generaciones de escritores de estos géneros que publicaron sus relatos en las famosas revistas llamadas Pulps, debido al tipo de papel en que eran impresas, características de los años 30, 40 y 50, como Weird Tales.



David H. Keller


El décimo cuento de la antología Vampiras se llama «Herencia», es del estadounidense David H. Keller, y fue publicado en 1947. Tiene elementos muy clásicos, pero de otro género, del policiaco de principios del siglo 20. Un psiquiatra llamado Theodor Overfield es contratado por un rico empresario, llamado Philip Peterson, para que pase una semana con él y su familia en su enorme mansión, en donde vive con su esposa y su hijo Alexander, además de muy contadas personas de la servidumbre.

El millonario le cuenta algunas cosas a su invitado, pero no demasiado para no influir en su pensamiento, quiere que el psiquiatra descubra por sí mismo lo que está mal. En la primera cena, el doctor conoce a la esposa del empresario, una mujer muy bella, elegante, culta y simpática, aunque con marcados cambios de humor; y conoce al hijo de la pareja, un muchacho que, si bien está muy controlado en la cena, es evidente que tiene problemas mentales serios. El muchacho es cuidado de manera permanente por un hombre que fue boxeador, un hombre llamado Yorri, que es aparentemente el único capaz de controlar al joven.

El psiquiatra se da cuenta que la mansión y sus enormes jardines están rodeados por una alta y segura cerca, y que las ventanas, incluso las de la segunda planta, tienen barrotes en las ventanas. Y tanto el empresario como Yorri, el cuidador de Alexander, le dan un consejo inquietante: cuando esté solo en su habitación, siempre debe mantener la puerta cerrada con llave.

Este cuento pasa de lo inquietante, con una muy buena atmósfera, a lo espeluznante, y su lectura es sumamente recomendable.

Su autor, David Henry Keller, nacido en 1880 y fallecido en 1966, escribió para muchas revistas que publicaban historias de ciencia-ficción, fantasía y terror, y con mucha frecuencia, sobre todo en sus inicios, publicó bajo diversos seudónimos. Era psiquiatra de profesión y se considera que fue el primer psiquiatra que escribió relatos de estos géneros.

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Vampiras. Antología de relatos sobre mujeres vampiro. Editorial Valdemar. Colecciones Gótica y El Club de Diógenes. 532 págs.

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Créditos:
* La foto de Manly Wade Wellman fue tomada de: http://www.gwthomas.org/ghostbreakermythos.htm
* La foto de David H. Keller fue tomada de: http://weirdfictionreview.com/2012/03/the-thing-in-the-cellar-by-david-h-keller/



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