martes, 12 de enero de 2016

Vampiras 07: cuentos de Manly Wade Wellman y Seabury Quinn





Vampiras 07
«La última tumba de Lill Warran» de Manly Wade Wellman y «Almas en pena», de Seabury Quinn

Jesús Guerra


Con esta entrada termino mis comentarios de los cuentos de la antología Vampiras, una obra que compila 16 cuentos sobre mujeres vampiro, publicado en español por la Editorial Valdemar. Se trata de un libro francamente interesante compuesto por cuentos estupendos. Ahora bien, una buena parte de esos cuentos se pueden conseguir compilados en otras antologías o incluso se puede, en algunos casos, conseguir en Internet, para bajar o para leer en línea. Es cuestión de buscarlos. La ventaja de este libro (o de estos libros, pues existe en dos colecciones diferentes, Gótica —la de lujo— y El Club Diógenes —la de bolsillo) es que están todos juntos. La verdad es que vale la pena conseguir un ejemplar de alguna de estas ediciones, les aseguro que lo van a disfrutar mucho. Terminamos esta reseña, entonces, con los comentarios de los relatos «La última tumba de Lill Warran» de Manly Wade Wellman y «Almas en pena», de Seabury Quinn:

El primero (que es en realidad el cuento número doce del libro) es «La última tumba de Lill Warran», de Manly Wade Wellman. El investigador de lo paranormal John Thunstone llega a un pueblo en los bosques de Sanhill para indagar sobre el caso de una mujer muerta recientemente. Pregunta aquí y allá y en todas partes le dicen lo mismo, que Lill Warran, una mujer bellísima, que hacía perder la cabeza a cualquier hombre, era odiada por los viejos y las mujeres y temida por los niños, y que, aunque a nadie le constaba de manera directa, todos decían que era bruja. Al parecer era uno de esos casos en que los rumores son más fuertes que los hechos. Lo que sí parecía cierto era que la habían enterrado dos veces, y esas mismas dos veces alguien la había desenterrado. Finalmente le dicen al investigador cómo llegar a la cabaña de un hombre llamado Zari Parrell, al parecer el último hombre que amó a Lill Warran.

Manly Wade Wellman
Al llegar a la cabaña, Parrell recibe a Thunstone con desconfianza. El investigador lo tranquiliza y Parrell le cuenta su versión de los hechos, que son similares a los que ya conoce Thunstone. Pero Parrell está muy enojado con los desconocidos que han desenterrado dos veces a su amada Lill. Y todo por creer que ella era bruja. Parral ha enterrado finalmente a Lill en su propio terreno, a varios metros de la entrada de su cabaña, y le ha colocado una lápida. Cuando terminan de hablar, ya es de noche, así que Parrell invita a Thunstone a que pase ahí la noche, y el investigador acepta. Pero acepta porque, según lo que ha deducido a partir de lo que le han dicho, está seguro de que algo va a suceder ahí esa noche… y en efecto sucede, pero no se los voy a platicar.

«La última tumba de Lill Warran» es un cuento muy efectivo, con mucha información interesante y un desenlace sorprendente. Su autor, Manly Wade Wellman, es el único que tiene dos narraciones en esta antología. El otro cuento es «Cuando había luz de luna», que ya comenté en otra entrada de este blog. Este escritor nació en 1903 y murió en 1986. Escribió muchísimo y en diversos géneros, aunque sobresale su obra en los campos de la ciencia-ficción, la fantasía y el terror. También escribió guiones para cómics, obras del Oeste, ficción histórica, narraciones de detectives, novelas para jóvenes y libros de no ficción. Fue muy amigo del escritor Seabury Quinn, de quien a continuación voy a comentar un cuento suyo incluido en esta antología.

«Almas en pena», de Seabury Quinn, tiene como personaje central a uno de los personajes recurrentes en las narraciones de este autor, el investigador francés de lo paranormal Jules de Grandin. Y el narrador es un amigo suyo, el estadounidense Trowbridge. El cuento está narrado como un relato policiaco tradicional: la pareja de amigos se encuentra en un restaurante para cenar, pero ahí, de vecinos de mesa, se encuentra una pareja que les parece extraña. Mientras que al americano sólo le parece que el hombre tiene cara de criminal y que la mujer, aunque atractiva, tiene aspecto de enferma, el francés intuye algo más. Momentos después, el hombre mayor que acompaña a la joven se levanta de la mesa, y al poco rato un joven que estaba sentado en otra mesa se sienta en la mesa de la joven. El hombre mayor no regresa y la nueva pareja sale del restaurante. Jules de Grandin no quiere quedarse con la curiosidad de lo que va a suceder, así que le pide a su amigo que salgan para seguir a la pareja.

El investigador y Trowbridge van en el auto del norteamericano. La pareja, más adelante, va en un taxi de lujo. Llegan hasta un cementerio. En el taxi sólo está el chofer, a punto de irse. Los amigos interrogan al taxista y éste les dice que la pareja le dijo que no requería que los esperara, lo cual le pareció muy extraño. ¿Qué clase de personas van a un cementerio en la mitad de la noche y deciden quedarse ahí?

Esta interesantísima narración no sólo nos presenta a un personaje muy divertido, el investigador Jules de Grandin, sino que nos narra una estupenda historia, y nos muestra el estado general de la visión sobre los vampiros que existía en la primera mitad del siglo XX. Su autor, el norteamericano Seabury Quinn, nació en 1889 y falleció en 1969. Su nombre completo era Seabury Grandin Quinn, y esto es importante porque Grandin es el apellido, escrito igual pero pronunciado en francés, de su investigador, un personaje que apareció en alrededor de 100 cuentos. El autor escribió una enorme cantidad de relatos de terror y de ciencia-ficción para revistas como Weird Tales, muy famosas durante los años 30 y 40.

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Vampiras. Antología de relatos sobre mujeres vampiro. Editorial Valdemar. Colecciones Gótica y El Club Diógenes. 532 págs.



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