martes, 27 de noviembre de 2012

El planeta de los ratonejos, de Renata Schiavo Campo







[Literatura Infantil]

El planeta de los ratonejos
de Renata Schiavo Campo

Jesús Guerra

Resulta que en otra parte de nuestra galaxia, el señor qu'JK y su esposa, i-Ti, compraron un pequeño planeta porque estaba en oferta. El pequeño planeta se llamaba Chqu. Yo sé que son difíciles de pronunciar estos nombres, pero así se llamaban. Si ustedes se preguntan para qué podrían querer un planeta qu'JK y su esposa, la respuesta es muy sencilla: querían cambiarse allá y sembrar pelotitas de crramps. Al vendedor le preguntaron qué había en Chqu y se enteraron de que había plantas pero no había animales de ningún tipo. Y como a los nuevos dueños del planeta se les antojaba que hubiera algunos animales, algunos que comieran hierbas y fueran tranquilos, y otros que se comieran a los herbívoros para mantener el equilibrio ecológico, los encargaron a un departamento llamado Sociedad para la Construcción y Comercio de Animales, que daba servicio a muchos planetas de la galaxia.

En la oficina de construcción de animales, el Gran Constructor no estaba, pues se encontraba en un planeta en el que realizaba un proyecto, así que el pedido se lo pasaron a su aprendiz, llamado Apollinax, el cual se dio cuenta que se trataba de un proyecto pequeño y sencillo. Apollinax les propuso a los compradores unos animales llamados ratonejos, y les dijo que «eran más pequeños que un ratoncito, con orejas larguísimas de conejo, el pelo azul con puntitos rosados y un copete en lugar de cola», además les informó que sólo comían «hierbas silvestres, no arruinarán los muebles, y tendrán un carácter apacible y cariñoso». Y como depredadores de los ratonejos, les propuso a unos gatos. A los nuevos dueños de Chqu las dos especies de animales les parecieron muy simpáticas, y aceptaron las sugerencias.

Edición italiana


Cuando el señor qu'JK y su esposa, i-Ti llegaron a su nuevo planeta comenzaron a entender porqué estaba en oferta cuando lo adquirieron: estaba descompuesto el aparato que produce la brisa, así que encontraron unas condiciones raras: cada 20 minutos hacía mucho viento por unos cuantos momentos y luego se calmaba. ¡Cada 20 minutos! Esta característica de Chqu hacía imposible sembrar las pelotitas de crramps. ¿Qué iban a hacer? Por fortuna el señor qu'JK encontró que había una planta cuyos frutos eran unos pastelillos que resultaron muy buenos, aunque podían mejorar, cosa que logró el poco tiempo el señor qu'JK. Después de hacer varios injertos, los pastelillos que daban estas plantas eran simplemente deliciosos.

Los verdaderos problemas de los nuevos dueños de Chqu comenzaron cuando llegó su pedido de ratonejos. Resultó que a éstos también les gustaron los pastelillos y ya no comieron hierbas. Para colmo de males, el efecto del viento en sus grandes orejas los hacía volar, y los gatos, cuya misión era atrapar a los ratonejos, no podían cazarlos, porque los gatos no vuelan. Los problemas aumentaron cuando el señor qu'JK le pidió a Apollinax que arreglara las cosas, y el joven aprendiz de constructor de animales, por su inexperiencia, complicó las cosas al crear versiones de gatos cada vez más extrañas, hasta que la situación en Chqu se volvió un caos.

¿Quieres saber qué sucede después y qué tipos de animales inventó Apollinax? Muy sencillo: consigue este libro maravilloso y divertidísimo y lee la historia hasta el final.

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El planeta de los ratonejos. Renata Schiavo Campo. Traducción de Fabio Morábito. Ilustraciones de Vicent Marco. Fondo de Cultura Económica. Colección A la Orilla del Viento. Clasificación: Para los que leen bien. 3a reimpresión de la 2a edición: 2006. México. 64 págs.   

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Este libro se puede leer en las bibliotecas públicas de Coahuila.
Aquí puedes consultar las direcciones y teléfonos de las bibliotecas públicas de tu localidad: Directorio de bibliotecas públicas de Coahuila.
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También lo puedes conseguir en:




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