El país de la oscuridad
de Andrés Acosta
Jesús Guerra
El país de la oscuridad es una novela corta para jóvenes adultos; de hecho, así
es como se encuentra calificada en la contraportada del libro de Ediciones El
Naranjo. Su autor es Andrés Acosta, escritor nacido en Chilpancingo, Guerrero,
en 1964, quien también ha escrito diversas obras de narrativa y de teatro, y ha
ganado varios reconocimientos, entre los que podemos mencionar el Premio Gran
Angular de Literatura Juvenil, el Premio Fundación Cuatrogatos y el primer
lugar en el Certamen Internacional de Novela Juvenil del Fondo Editorial del
Estado de México. Entre sus libros se encuentra una novela para jóvenes llamada
Tristania, también publicada por El Naranjo, que ya les recomendé aquí,
hace bastante tiempo. El país de la oscuridad está ilustrado con unas
imágenes estupendas creadas por la ilustradora, diseñadora y escenógrafa Brenda
Hinojosa.
Llamémosle Ismael... Sí, Ismael es un joven mexicano
recién salido de la preparatoria que tiene, como casi todos los jóvenes de su
edad, algunos problemas con su padre. Sin saber muy bien qué hacer con su vida,
pide una beca para una colonia de artistas en un país nórdico. Y se la gana.
Así que allá va, al norte, al frío, en su primer viaje solo al extranjero,
intentando no verse como un novato en ese mundo de los viajes, los aeropuertos
y los aviones.
Luego de un largo viaje, llega a un aeropuerto minúsculo y
medio vacío, pues es tarde. Se queda solo un rato. Se imaginaba que irían a recogerlo,
pero no hay nadie ahí. ¿Qué debe hacer? Es tan tarde que decide pasar la noche
ahí y en la mañana resolver la situación. Sin embargo, un rato después llega un
vikingo de pelo largo por él. Y para colmo, va en moto, ¡y con el frío que
hace...! El vikingo se llama Ulf. Se comunican en inglés.
Desde ese viaje del aeropuerto al hotel, empiezan sus
aventuras (porque, evidentemente, todo viaje, y más al extranjero donde todo es
diferente es una aventura, y mucho más a esa edad). Ulf lo lleva a una caverna
a que vea algo maravilloso (y no les voy a decir qué, porque es importante que
ustedes descubran y experimenten las aventuras de Ismael por ustedes mismos).
Luego lo lleva a su hotel. La recámara de Ismael es pequeña, pero tiene todas
las comodidades (más que las que tiene en su propia casa, por supuesto), todo
muy minimalista, elegante, práctico, funcional, y con una vista espectacular. Y
a la mañana siguiente, Ulf lo lleva a lo que será su estudio a partir de ese
momento y por la duración de la beca, el lugar en donde va a trabajar y a
desarrollar el proyecto artístico que presentó para la beca (un proyecto que ni
el propio Ismael entiende del todo, pero al que le echó mucho rollo con la
intención de confundir y apantallar a los jueces), relacionado con fotografía
digital.
El reglamento es estricto. Los jóvenes artistas no deben
dormir en sus estudios, para eso tienen sus cuartos en el hotel. Y deben comer
en el comedor del centro en donde se encuentran los estudios. A Ismael le
molesta que todo esté tan reglamentado, siente que le quitan libertad. Pero es
terco, así que trabaja de noche, lleva comida a su estudio, se queda dormido a
la hora que tiene sueño... De hecho, es difícil para Ismael definir cuándo es
de día y cuándo de noche. Es verano y el sol nunca termina de ponerse del todo,
y sin embargo hay una especie de permanente oscuridad. Ulf se porta bien, pero
es muy serio. No es para nada esa especie de amigo-cómplice que un
latinoamericano espera encontrar en todas partes del planeta.
Además, los estudios están construidos para mantener la
tranquilidad (es decir la privacidad, también la soledad) de los artistas del
centro. Ismael va encontrando una serie de diferencias culturales entre los
latinos (habitantes de culturas solares) y los nórdicos (de culturas frías).
Todas esas diferencias le sorprenden, algunas le molestan. Una noche asiste a
una reunión organizada por un pintor, quién sabe de dónde, en la cual encuentra
a algunos de los otros artistas de la colonia artística, pero todos se
comportan de maneras extrañas, son retraídos, o tímidos, o no soportan a la
gente... Pero Ismael, que de inmediato siente repulsión por todos esos artistas
a los que considera unos farsantes, ha ido a la reunión con la esperanza de
encontrarse con una chica guapísima a la que vio en el bosque en donde se
encuentra la colonia artística y que francamente le encantó. Pero esa chica,
que después se entera se llama Gunda, no asistió a la reunión. En cambio, sí
asistió una inglesa pelirroja, de nombre Aileen, que es dramaturga, quien en
cualquier otro momento de su vida hubiera sido la fascinación de Ismael, pero
no en ese en el que está entusiasmado por Gunda, la joven de piel blanquísima y
largo cabello oscuro.
A Ismael le gusta tanto esta chica, que muy pronto
comienza a hacer todo lo que según el reglamento de la colonia para artistas no
se debe hacer ahí, ni tampoco según las costumbres del país en el que se
encuentra y que no se ha preocupado por tratar de entender, y hasta comienza a
olvidarse de su propio proyecto y, de alguna manera, hasta de su propia vida.
Todo esto ambientado por una serie de incidentes misteriosos, y de extraños
fenómenos del clima de los que Ismael no sabía ni que existían...
Y estos misterios no han hecho más que empezar... El
país de la oscuridad es una novela interesantísima, que refleja muy bien el
choque cultural que se siente al llegar a un país completamente diferente al
propio, que tiene una lengua incomprensible para uno, y cuyas costumbres están
tan alejadas de las confusas pero cálidas costumbres latinoamericanas. Y
refleja muy bien, también, el mundo de sensaciones, emociones e ideas de un
joven recién salido de la prepa, habitante de una ciudad caótica de un país
caótico, al momento de enfrentarse con personas del todo diferentes, y esa
mezcla de ansiedad frente a lo nuevo, a lo diferente, a las posibilidades del
mundo, y ese miedo, al mismo tiempo, de que el mundo nos aplaste.
Mi recomendación, especialmente para los lectores jóvenes,
digamos de los 16 años a los 21, aproximadamente, pero también para los
lectores adultos, es que consigan y lean este libro, que, me parece a mí, les
va a gustar y, al mismo tiempo, a inquietar.
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El país de la oscuridad. Andrés Acosta. Ilustraciones de
Brenda Hinojosa. Ediciones El Naranjo, colección Ecos de Tinta. (Para jóvenes
adultos.) 216 págs.
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