jueves, 21 de febrero de 2019

Un viaje cósmico a Puerto Ficción, de Juan Pablo Villalobos






Un viaje cósmico a Puerto Ficción
de Juan Pablo Villalobos

Jesús Guerra

Nellie y los gemelos Sabino y Sabina (esta última es la narradora de la historia) son tres chavos de 13 años que viven en las calles de Puerto Ficción y tienen que recurrir a su ingenio para comer y para encontrar lugares para dormir. Tanto Nellie como los gemelos tienen su historia, es decir, sus tristes motivos para vivir en la calle. Cada uno hace lo que puede con su vida, a veces se divierten, a veces están tristes, y a veces sus aventuras los meten en problemas, como el que nos cuenta Sabina en este libro.

Hay que decir que también está con ellos un perro llamado Boris, con el que platican, pues Boris les responde. Sabina no está segura en un principio si Boris habla de verdad o si sus conversaciones con el perro son producto del hambre que tienen los tres amigos. Pero nosotros sabemos que Boris habla, y les da consejos (pues Boris es un perro no sólo inteligente sino culto), ideas, les da definiciones de palabras y hasta les recita poemas, cuando está de humor.

Un día en que los tres amigos están en una taquería intentando ablandar el corazón de los comensales gracias a la muy especial cara de hambre de Sabino, Nellie, que es muy impulsiva, ve la oportunidad y le roba un celular a un cliente de la taquería, un hombre al que ya han visto antes e identifican como un empleado de gobierno —de esos que hacen malabares para no mancharse la corbata de salsa mientras engullen sus tacos—, así que cuando muy oportunamente los corre de ahí el taquero, los tres amigos salen y a la orden de Nellie corren como locos varias cuadras, sin que los gemelo sepan el motivo. Cuando ya están escondidos en el malecón, Sabino y Sabina descubren la causa de la carrera: el celular robado.

¿Y ahora qué deben hacer? Los gemelos tienen miedo de que ese robo los meta en problemas serios, pero Nellie es muy terca y quiere vender el aparato. El problema es que los tres amigos son muy identificables porque siempre andan rondando los mismos restaurantes en busca de comida y, para colmo, Nellie no sólo es identificable sino inolvidable pues trae el pelo pintado de verde. La esperanza de los tres es que el supuesto inofensivo empleado piense simplemente que perdió su teléfono. Sin embargo, su esperanza se desvanece muy pronto, cuando el celular recibe un mensaje, enviado por el dueño del celular desde otro teléfono, dirigido a la niña del pelo verde, en el que le dice que si no quiere problemas devuelva el aparato de inmediato.

Nellie, sin embargo, en lugar de entrar en pánico, se ríe (aunque tal vez se ría de nervios) y se pone a revisar el contenido del celular, hasta que encuentra una foto rarísima...

Los tres amigos deciden que lo mejor que pueden hacer es llevarle el celular a la persona indicada para eso de las transacciones y los cambios de propietario de los objetos de origen sospechoso, y se van a la plaza del pueblo a buscar a quien todos llaman el Profe (pero no de profesor sino de profeta), un hombre que antes fue cantante y ahora, entre otras cosas, alimenta y platica con las gaviotas. La idea es venderle el celular y adiós, pero por supuesto las cosas en la realidad no son tan sencillas como uno las planea. El asunto del celular, de por sí complicado, se vuelve más complejo y peligroso cuando le muestran al Profe la foto misteriosa...

Ya no puedo contarles nada más del argumento de Un viaje cósmico a Puerto Ficción, lo que sí puedo decirles es que esta aventura de Nellie, Sabino, Sabina, el Profe y Boris (y otros personajes que aún no conocen) apenas comienza, que es más compleja y peligrosa de lo que se imaginan, y que para nosotros los lectores esta aventura es además interesantísima, loquísima, tierna y muy, muy divertida. Además, esta novela nos hace pensar en varios temas que merecen nuestra atención.

El autor de este libro es Juan Pablo Villalobos, nacido en Guadalajara, Jalisco, aunque ahora vive en Barcelona, España. El texto de contraportada del libro nos informa que «antes de ser escritor hizo cosas tan raras como investigar la comodidad de los muebles de baño y promover el uso de internet en los hospitales». Ha escrito varias novelas para adultos, como No voy a pedirle a nadie que me crea, ganadora del Premio Herralde 2016. Un viaje cósmico a Puerto Ficción es su primer libro para niños.

Las estupendas ilustraciones del libro son de la mexicana Mariana Villanueva, quien estudió Diseño y Comunicación, y tiene dos maestrías en Ilustración.

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Un viaje cósmico a Puerto Ficción. Juan Pablo Villalobos. Ilustraciones de Mariana Villanueva. Fondo de Cultura Económica, colección A la Orilla del Viento. Clasificado «Para los que leen bien». 1a. ed., 2018. 148 págs.



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