Erik Vogler y la maldición de Misty Abbey-Castle
(Serie Erik Vogler 3)
de Beatriz Osés
Jesús Guerra
Erik Vogler y la maldición de Misty Abbey-Castle es la tercera novela de la serie de Erik Vogler,
personaje —un adolescente alemán que vive en Bremen, con su papá, llamado
Frank— creado por la escritora española Beatriz Osés. (Si quieres leer sobre
los libros que componen la serie y mis reseñas de los dos primeros libros, haz
clic aquí para Erik Vogler y los crímenes del rey blanco y
aquí para Erik Vogler en Muerte en el balneario.)
Quienes hayan leído algunos de los títulos de la serie, sabrán que
Erik Vogler es un muchacho que pertenece a una familia de mucho dinero, que es
delgado y debilucho, muy esnob (que según el diccionario de la Real Academia
Española quiere decir «Persona que imita con afectación las maneras, opiniones,
etc., de aquellos a quienes considera distinguidos»), y por lo tanto muy
sangrón, pero que tiene, por lo menos en ocasiones, percepción extrasensorial,
y una enorme habilidad para meterse en problemas. Su propia abuela paterna,
llamada Berta —que es medio hippie, o más bien lo fue, pero conserva esas
ideas—, no soporta a su nieto, aunque, por supuesto, lo quiere, y siempre manda
a otro adolescente, que es vecino de ella, llamado Albert Zimmer, a que «cuide»
a Erik. Lo que Berta no sabe es que Albert también tiende a meterse en
problemas, por lo que su tarea de niñero resulta bastante inútil. Erik, por
supuesto, quien ve a Albert como melenudo y descuidado, no lo aguanta tampoco,
por lo que este trío de personajes resulta muy simpático pues nunca se ponen de
acuerdo.
En esta ocasión, Frank decide invitar a su mamá a visitar un hotel en
Suiza, un hotel extraordinario en el que Berta pasó su luna de miel y a donde
nunca ha regresado. Esta invitación de Frank es para compensar a su madre por
las preocupaciones que vivió con Erik en las aventuras de la novela anterior.
Berta descansa cuando Frank le dice que Erik no irá con ellos, que se quedará
en Bremen. Erik está muy contento porque podrá tener varios días para estar
tranquilo y darse algunos baños de tina, con aceites especiales y sales
aromáticas... esas cosas que él tanto disfruta.
Ya en el hotel de Suiza, Berta decide salir, el primer día, a esquiar
(pues resulta que Berta, en su juventud, fue una de las mejores esquiadoras del
país), aunque tiene años de no practicar ese deporte. Frank la sigue, creyendo
que la está cuidando. Pero Berta, que para su edad es bastante impulsiva, toma
la pendiente más peligrosa y tiene un accidente, y Frank, que la sigue de
cerca, también. Ambos terminan en el hospital con varias fracturas. Así que,
aunque sus vacaciones se arruinan, tampoco pueden regresar hasta que los den de
alta.
Mientras tanto, en Bremen, Erik recibe una llamada desde Irlanda. Se
trata de un tal señor Sullivan, secretario de Leonard, hermano de Frank, para
comunicar que Leonard ha muerto en un accidente en su propia oficina. Erik le
dice a Sullivan cómo comunicarse con su padre. Pronto, Frank y Berta se
encuentran muy tristes también. Y pronto, también, queda claro que el único que
puede viajar a Irlanda para el funeral, en representación de la familia de
Leonard, es Erik.
Frank, por teléfono, realiza todos los preparativos del viaje de su
hijo hasta el aeropuerto de Dublín, en donde irá a recogerlo el chofer de
Leonard, para conducirlo hasta la mansión en la que vivía el tío de Erik: Misty
Abbey-Castle, que como su nombre en inglés lo indica, es un castillo que está
al lado de las ruinas de una abadía medieval, y siempre, siempre, siempre está
rodeada de niebla. Lo que Erik no sospecha es que su abuela hace sus propios
preparativos para que Albert Zimmer viaje con Erik desde el aeropuerto de
Bremen, para que su nieto, claro: no se meta en problemas. Erik, al encontrarse
a Albert en la sala de espera del aeropuerto se pone furioso...
Ya en el castillo, el señor Trevor, el mayordomo, conduce a los
jóvenes a sus habitaciones, y les dice que bajen pronto a la capilla en donde
está el cadáver de Leonard. Cuando Erik y Albert bajan, encuentran a una buena
cantidad de personas ahí, y a Erik le llaman la atención una joven y una señora
que va con ella, sobre todo por su manera de vestir. Pero más tarde ya no las
ve más por ahí. Un rato después, caminan todos hasta el cementerio de la abadía
en donde entierran a Leonard, y Erik ve que al lado hay una tumba en la que se
lee el nombre de Lady Brianna de Louth. Un momento después, una señora dice en
voz alta que Lady Brianna es la culpable de la muerte de Leonard. El mayordomo
de inmediato les ordena a unos empleados que saquen a esa mujer, a la que todos
toman por loca.
Un rato después, cuando Trevor conduce de nuevo a los jóvenes a sus
recámaras, pasan junto a un gran cuadro que está en las escaleras principales,
y Erik reconoce en él a la joven que vio junto al cadáver de su tío durante el
funeral. Obviamente pregunta de quién se trata y Trevor le responde que es Lady
Brianna de Louth, muerta más de 100 años atrás.
En cada contacto que tienen Erik y Albert con el personal del
castillo, van recabando información. La gente habla y así, aunque no se supone
que ellos se enteraran de eso, se enteran de que en el castillo existe la
leyenda de la maldición de Lady Brianna, y que el dueño anterior del castillo
también murió de una caída «accidental». ¿Qué tiene que ver todo eso con la
muerte de Leonard? Eso es lo que se proponen investigar Erik Vogler y Albert
Zimmer.
Cada novela que leo de esta serie me gusta más que la anterior. Y
ésta, como toda buena novela policiaca que se desarrolle en un castillo
medieval en medio de la neblinosa campiña irlandesa, está llena de cuadros
extraños, objetos misteriosos, escaleras sombrías, pasadizos secretos, tumbas,
leyendas, crímenes y fantasmas... Sumamente recomendable.
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Erik Vogler y la maldición de Misty Abbey-Castle. Beatriz
Osés. Ilustraciones de Iban Barrenetxea. Edebé. 160 págs.
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me gusta mucho aprobe con un 10 el trabajo
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