El libro del cementerio
de Neil Gaiman
Jesús Guerra
Todo comienza, de manera bastante espeluznante, con tres asesinatos.
Iban a ser cuatro, pero una de las víctimas logró escapar. Un hombre misterioso
entra en una casa que se encuentra frente a un viejo cementerio, en Londres, y
asesina en medio de la noche al señor de la casa, a su esposa, y a su hijita.
El último en morir iba a ser el miembro más joven de la familia, un niño que
apenas podía caminar. Sucede que el niño estaba despierto y decidió bajar de su
camita a explorar la casa, bajó la escalera a sentones y se encontró con la
puerta de la calle abierta. En ese momento los miembros de su familia estaban
siendo asesinados, pero eso él no podía saberlo, ni siquiera hubiera podido
entenderlo. Nada más tentador que una puerta abierta para un niño. Salió de la
casa y se dirigió al cementerio que estaba enfrente, y pasó por entre los
barrotes de la cerca... y encontró gente ahí. Personas que lo vieron con
curiosidad y con ternura. Claro que el niño no podía saber, tampoco, que esas
personas estaban muertas.
Otra edición en español con ilustraciones de Dave McKean |
De inmediato se enteraron, porque incluso en los cementerios las
noticias vuelan, que ese niño acababa de quedar huérfano. Fue así como una
pareja, habitante de ese panteón, decidió quedarse con el niño. Claro que
tuvieron que hacer una reunión con una buena parte de los habitantes del
cementerio, y al final todos estuvieron de acuerdo. Y ese niño se quedó a vivir
ahí. Sus nuevos padres eran los Owen. Y como ninguno de los presentes sabía el
nombre del niño, terminaron por ponerle Nadie. Nadie Owen fue su nuevo nombre.
Pero terminaron por llamarlo Nad.
Además de los Owen, otro habitante del cementerio, un personaje
bastante misterioso llamado Silas, que por no estar ni vivo ni muerto, por
encontrarse en esa zona fronteriza de la existencia, se hizo cargo de Nad en
calidad de tutor. Silas era, de todos los habitantes del cementerio, el único
que podía salir de los límites del panteón, y por lo tanto él fue el encargado
de conseguir los alimentos necesarios para la subsistencia del niño vivo.
Una de las ediciones en inglés |
Una de las características más interesantes de la existencia de Nad en
ese cementerio es que, mientras fuera «habitante honorario» de ese lugar, podía
realizar muchas de las cosas que hacen los muertos, como atravesar paredes, ver
en la oscuridad, por supuesto ver y hablar con los muertos, e incluso
desaparecer, es decir, volverse invisible a los ojos de los vivos, aunque esto
último le costó algo de trabajo.
Como todo niño sano, Nad exploraba y jugaba en su medio ambiente, y lo
conocía a la perfección. Hablaba con todos los habitantes del lugar y era
querido por todos. Y por supuesto había ahí otros niños... muertos, que eran
sus compañeros de juego. Pero también Nad llegó a ser amigo de una niña viva,
una que iba al cementerio a jugar mientras su madre leía en una banca. Y es que
este cementerio tenía ciertas zonas tan bonitas que las personas de los
alrededores iban a pasear ahí, durante el día, y utilizaban el panteón como si
fuera un parque. Claro que la mamá de la niña viva que se hizo amiga de Nad
nunca lo vio, y pensaba que «Nad» era un amigo imaginario de su hija.
Edición en francés. El título allá es "La extraña vida de Nobody Owens". |
A Nad en su infancia no le faltó diversión, ni enseñanzas, ni
aventuras, ni siquiera experiencias peligrosas con seres sobrenaturales, como
los ghouls, sin embargo Nad crecía, y llegó el momento que Silas, su
tutor, temía: Nad quiso ir a la escuela y convivir con otras personas vivas, y
si Silas temía ese momento era porque él sabía que la persona que había matado
a la familia de Nad también lo había querido matar a él, a Nad, y sabía (porque
Silas sabía muchas cosas), que el asesino quería aún matar a ese niño que se le
había escapado, y no sólo eso, Silas sabía el motivo por el cual ese hombre
quería asesinar a Nad. Así que Silas era conciente que si bien no debía
mantener a Nad como un prisionero del cementerio, tampoco podía dejarlo salir
antes de que el chico estuviera preparado exactamente para lo mismo que deben
de prepararse todos los adolescentes: para enfrentar al mundo... a su debido
tiempo.
Edición de bolsillo en francés |
El libro del cementerio,
que le debe mucho a El libro de la selva, de Rudyard Kipling
(1865-1936), y Neil Gaiman es el primero en reconocerlo en una nota al final de
su libro (y de hecho nos recomienda a todos sus lectores que aunque hayamos
visto la película de Disney, leamos el libro de Kipling, y yo aquí paso el
consejo), es una novela que pueden leer tanto niños como adolescentes. Si bien
algunos de sus momentos pueden parecer infantiles, creo que los temas
fundamentales resuenan mejor en lectores de entre los 11 y los 14 años, más o
menos, pero en realidad es una obra que disfrutan lectores de todas las edades,
así de bueno es. Yo tengo bastantes más años que 14 y la verdad es que El
libro del cementerio me encantó.
No se trata de un libro de terror, en el sentido de que pretenda provocar
miedo en el lector, sino de un libro cuya historia se ubica en los ambientes
clásicos de la literatura de terror sobrenatural... y natural. Es un libro
bellísimo, la verdad, lleno de aventuras, de personajes fantásticos, de
situaciones extrañas y de una enorme comprensión de la vida... y de la muerte.
Y tiene un espléndido sentido del humor.
Neil Gaiman es un escritor inglés nacido en 1960. Ha escrito muchas
historietas y novelas gráficas, la más famosa es la serie de The Sandman.
Ha escrito libros para niños, como el famosísimo Coraline, capítulos de
series reconocidas de televisión, como Doctor Who, y muchas novelas para
lectores adultos.
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El libro del cementerio. Neil Gaiman. Traducción: Mónica Faerna.
Ilustraciones de Chris Riddell. Roca Editorial. 1a edición, 2009. 294 págs.
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