Coraline
de Neil Gaiman
Jesús Guerra
Hace poco comenté, en este espacio, El libro del cementerio del autor inglés Neil Gaiman, un libro estupendo de un autor muy leído, aunque
apunté pocas cosas sobre él: nació en 1960, en Inglaterra, aunque ahora vive en
los Estados Unidos, y ha escrito un buen número de novelas, cuentos y cómics
que gustan tanto a niños, jóvenes y adultos. Y ha escrito también guiones para
capítulos de series de televisión, como Doctor Who. Entre sus libros,
sobre todo para jóvenes y adultos, podemos mencionar los siguientes:
* Buenos presagios (escrito en colaboración con Terry Prtachett, 1990)
* Neverwhere (1996)
* Sandman: El libro de los sueños (1996)
* Humo y espejos (1998)
* Stardust (1999)
* American Gods (que quiere decir «Dioses americanos», pero incluso en
la versión española el libro conserva su título en inglés)
* Coraline (libro para niños y para jóvenes, publicado en el año 2002,
que es el que comentamos hoy)
* Los hijos de Anansi (2005)
* Objetos frágiles (2006), entre otros.
«Coraline» es una novela corta para niños que tuvo y ha seguido
teniendo mucho éxito. Luego se hizo una adaptación a cómic, y también a cine.
La versión fílmica es muy bonita y contó con la colaboración de actores de
primer nivel para las voces, y de gente muy talentosa en todos los rubros. Y
también tuvo una gran aceptación, tanto entre el público como entre los
críticos de cine. Sin embargo la película tiene algunos cambios y agregados con
respecto a la novela original. Así que es importante leer el libro, que es muy
eficaz y logra momentos de un ambiente verdaderamente siniestro.
Déjenme decirles, a grandes rasgos, de qué trata esta historia:
Coraline es una niña de alrededor de 10 años de edad, y junto con sus papás —el
señor y la señora Jones—, se acaba de cambiar a una casa en las afueras de un
pueblito. La casa en donde ahora viven es una mansión antigua, tan grande que
ha sido dividida en departamentos. En el piso inferior viven dos señoras
grandes, las señoritas Spink y Forcible, que en su juventud fueron actrices de
teatro.
En el piso de en medio vive Coraline con sus papás, y en el piso
superior vive el señor Bobo, que es un señor ya grande también (es decir algo
viejo, pero no demasiado viejo), que en sus tiempos trabajó en un circo, y
según él está entrenando a unos ratones para que toquen instrumentos musicales
minúsculos. Pero casi siempre que se refieren a él le dicen «el viejo loco de
arriba». Hay también un gato negro, que siempre anda vagando por ahí, y entra y
sale de la casa de los Jones. Coraline es una niña inquieta y le encanta
explorar. Así que sale a conocer el pequeño bosque que rodea la casa en donde
viven. Pero los días de lluvia se aburre dentro de la casa, y su papá la pone a
que revise toda la casa para ver cuántas ventanas y puertas hay. Así es como
Coraline se da cuenta que hay una puerta que no va a ninguna parte. Lo que
sucede es que al mismo nivel del departamento de los Jones hay otro
departamento, el cual está vacío. Obviamente tiene la entrada por otra parte. Y
esta puerta está tapada por una pared de ladrillos. Así que ya de entrada es
una puerta bastante extraña.
Coraline, como todos los niños de su edad, a veces tiene problemas con
sus papás, los cuales, aunque ambos trabajan en casa —cada uno en un cuarto que
utiliza como oficina, y cada uno sentado frente a una computadora, y Coraline
no termina de entender qué hacen—, no tienen todo el tiempo disponible para
atender a su hija. Así que Coraline algunas veces quisiera tener otros papás, o
que sus papás fueran diferentes... Esto es normal, pero como se dice por ahí,
hay que tener cuidado con lo que se desea. El asunto es que Coraline, una rara tarde que está sola en casa (pues su
papá fue a la ciudad y su mamá salió a comprar comida), decide investigar la
puerta que no conduce a ninguna parte, y se encuentra con que ya no está la
pared de ladrillos sino un pasillo oscuro. Y Coraline se aventura a través de
la oscuridad. Y encuentra del otro lado una casa idéntica a la suya, o casi
idéntica pues luego se da cuenta que hay algunas diferencias... y en la cocina
encuentra a una mujer que parece la gemela de su mamá, pero con una diferencia
francamente aterradora: en lugar de ojos tiene dos botones cocidos a la cara. Y
ésta que se dice «su otra madre» quiere que Coraline se quede a vivir ahí con
ella y con su marido, el «otro padre» de la niña (que es idéntico a su papá
pero también con esos horrorosos botones cocidos a la cara).
Y de momento todo parece ser mejor ahí, en esta otra casa, con sus
otros padres: los colores son más vivos, los sabores más ricos... pero claro,
las cosas no son lo que parecen, y al poco tiempo Coraline se da cuenta que
está como prisionera en esta especie de copia del mundo real. Y el problema,
entonces, es cómo regresar a su verdadera casa, con sus verdaderos padres.
«Coraline» es una novela corta muy entretenida, por momentos muy
divertida, por momentos misteriosa, y en otros algo aterradora, envuelta en
atmósferas extrañas y poéticas... y obviamente de eso se trata, pues es una
especie de cuento de terror para niños. Los personajes son una maravilla.
Es un libro muy recomendable para niños de unos ocho años en adelante.
A mí me gustó mucho (y yo tengo bastantes más que ocho... es más, bastantes más
que veinte).
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Coraline. Neil Gaiman. Traducción de Raquel Vázquez Ramil. Ilustraciones de
Dave McKean. Ediciones Salamandra. 160 págs.
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