miércoles, 15 de octubre de 2025

Sarah de Córdoba, de Rolande Causse

 



Sarah de Córdoba
de Rolande Causse
 
Jesús Guerra
 
Esta historia se desarrolla en el siglo XII (en plena Edad Media; recordemos que este período histórico inicia en el siglo V con la caída del Imperio Romano de Occidente y termina mil años después, en el siglo XV, con la invención de la imprenta, la caída de Constantinopla y el descubrimiento de América). Sarah fue convocada por su padre, Salomón, un sabio judío de la ciudad de Córdoba (en lo que hoy es España), quien le dijo que la tradición señalaba que el mayor de los hijos varones debería ser discípulo y ayudante de su padre, pero en su caso no tenía hijos, sólo hijas (Sarah, Judith y Lea), y como ella era la mayor, y además muy inteligente, ella tendía que asumir su papel de discípula. Y esto era urgente pues él se estaba quedando ciego. Él, como uno de los sabios de la ciudad, se dedicaba a la traducción de manuscritos (lo que hoy llamaríamos libros, pero en esa época eran en realidad rollos de papiro y de pergamino), pues Salomón dominaba el hebreo, el árabe y el griego, y se dedicaba también a la enseñanza.
 
Córdoba era una ciudad de paz y de conocimiento, y tenía una gran biblioteca. En la ciudad convivían, se respetaban y se ayudaban unos a otros cristianos, musulmanes y judíos. Había iglesias, mezquitas y sinagogas, y todos respetaban al dios de los demás. Sin embargo, aún en un ambiente que suena tan libre y respetuoso, en ninguna de las tres comunidades (todas regidas fuertemente por su religión) se permitía la educación de las mujeres, mucho menos su entrada a la universidad o a la biblioteca. Así que el plan de Salomón implicaba que su hija Sarah se disfrazara de hombre y se hiciera pasar por un sobrino suyo al que llamaría Samuel.
 
Y así lo hicieron, a pesar de las dudas y los temores de Sarah, que no estaba segura de que lograría engañar a los extraños, o si sabría comportarse como hombre, o incluso estar a la altura de las enseñanzas de su padre. Pero, de hecho, Salomón ya le había enseñado a leer y escribir en árabe, que era la lengua dominante en la ciudad, cosas que el resto de las mujeres no sabía hacer.
 
Sarah, en su versión Samuel, conducía todas las mañanas a su padre a la biblioteca de la ciudad, leía en voz alta los manuscritos que su padre le pedía, y escribía lo que éste le dictaba. Además, Salomón la instruía en griego y en hebreo, y también en poesía y plantas medicinales. Sarah-Samuel se estaba convirtiendo en toda una académica. Por supuesto, un día se le acercó a Salomón un joven musulmán llamado Ahmed, que le pidió ser su discípulo pues conocía su obra, lo respetaba y quería que él lo instruyera. Salomón le dijo que sí, tan pronto como terminara con la traducción de una obra en la que trabajaba. El problema era que Sarah sintió una inmediata atracción por Ahmed, y algo muy confuso, pues sintió que Ahmed también sentía atracción por ella. Pronto se hicieron amigos, y Sarah sintió la confianza de contarle la verdad. Ambos estaban felices y enamorados, pero ¿cómo le diría cada uno a su familia que estaba enamorado de una persona de otra religión? Y entonces se enteraron del verdadero problema que enfrentarían, no sólo ellos sino toda la ciudad: los almohades, una dinastía bereber y movimiento fundamentalista islámico que estaba conquistando el sur de lo que hoy es España, se acercaba a la ciudad. La solución de aquellos que podían hacerlo fue huir de Córdoba. Y mientras que Ahmed y su familia se fueron a Sevilla, Sarah y su familia se dirigieron a Málaga, con la intención de viajar luego a Alejandría. Casi no se mencionan fechas específicas en este relato, pero algunas sí: cuando Sarah y su familia abordaron en Málaga el barco que los conduciría a Alejandría era el 18 de septiembre de 1148. ¿Y cuál es el destino de los enamorados? Para saber qué sucede con ellos, y con los habitantes de la pacífica ciudad pluriétnica y pluricultural, tendrás que leer esta interesantísima novela, Sarah de Córdoba.
 
Esta historia me ha gustado muchísimo, por su argumento, pero sobre todo por su ubicación histórica y geográfica. No es el relato tradicional medieval de castillos y caballeros, sino una historia de personas más o menos comunes, dedicadas al conocimiento, pero no pertenecientes a la aristocracia, en el contexto cultural de las poblaciones musulmanas y judías del sur de lo que hoy es España, hace casi nueve siglos. Un tiempo en el que viajar era una aventura peligrosísima, y enfermar de cualquier cosa era un riesgo mortal. Nos descubre toda una época y una manera de vivir, y lo hace con un lenguaje poético, muy centrado en los pensamientos y los sentimientos de su personaje central: Sarah. Muy recomendable para jóvenes lectores de los 13 años en adelante. Pero también la disfrutarán mucho sus papás y sus maestros. Y mucho ojo con las ilustraciones, estupendas por lo detalladas que son.
 
Rolande Causse es una escritora y poeta francesa especializada en literatura infantil y juvenil. En sus novelas y poemas plantea temas tan fuertes como la guerra, el sufrimiento, la deportación, la ausencia y la discriminación. También escribe ensayos sobre literatura para jóvenes.
 
Andrés Sánchez de Tagle nació en México. Es pintor y grabador; sus ilustraciones por computadora han marcado una línea innovadora en el panorama de la ilustración en nuestro país.
 
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Sarah de Córdoba. Rolande Causse. Traducción de Pilar Ortiz Lovillo. Ilustraciones de Andrés Sánchez de Tagle. Fondo de Cultura Económica, colección A la Orilla del Viento. 1a. ed. en francés: 1997; 1a. ed. en español: 2003; octava reimpresión: 2022. Clasificada Para los Grandes Lectores. 134 págs.
 
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