miércoles, 15 de octubre de 2025

Sarah de Córdoba, de Rolande Causse

 



Sarah de Córdoba
de Rolande Causse
 
Jesús Guerra
 
Esta historia se desarrolla en el siglo XII (en plena Edad Media; recordemos que este período histórico inicia en el siglo V con la caída del Imperio Romano de Occidente y termina mil años después, en el siglo XV, con la invención de la imprenta, la caída de Constantinopla y el descubrimiento de América). Sarah fue convocada por su padre, Salomón, un sabio judío de la ciudad de Córdoba (en lo que hoy es España), quien le dijo que la tradición señalaba que el mayor de los hijos varones debería ser discípulo y ayudante de su padre, pero en su caso no tenía hijos, sólo hijas (Sarah, Judith y Lea), y como ella era la mayor, y además muy inteligente, ella tendía que asumir su papel de discípula. Y esto era urgente pues él se estaba quedando ciego. Él, como uno de los sabios de la ciudad, se dedicaba a la traducción de manuscritos (lo que hoy llamaríamos libros, pero en esa época eran en realidad rollos de papiro y de pergamino), pues Salomón dominaba el hebreo, el árabe y el griego, y se dedicaba también a la enseñanza.
 
Córdoba era una ciudad de paz y de conocimiento, y tenía una gran biblioteca. En la ciudad convivían, se respetaban y se ayudaban unos a otros cristianos, musulmanes y judíos. Había iglesias, mezquitas y sinagogas, y todos respetaban al dios de los demás. Sin embargo, aún en un ambiente que suena tan libre y respetuoso, en ninguna de las tres comunidades (todas regidas fuertemente por su religión) se permitía la educación de las mujeres, mucho menos su entrada a la universidad o a la biblioteca. Así que el plan de Salomón implicaba que su hija Sarah se disfrazara de hombre y se hiciera pasar por un sobrino suyo al que llamaría Samuel.
 
Y así lo hicieron, a pesar de las dudas y los temores de Sarah, que no estaba segura de que lograría engañar a los extraños, o si sabría comportarse como hombre, o incluso estar a la altura de las enseñanzas de su padre. Pero, de hecho, Salomón ya le había enseñado a leer y escribir en árabe, que era la lengua dominante en la ciudad, cosas que el resto de las mujeres no sabía hacer.
 
Sarah, en su versión Samuel, conducía todas las mañanas a su padre a la biblioteca de la ciudad, leía en voz alta los manuscritos que su padre le pedía, y escribía lo que éste le dictaba. Además, Salomón la instruía en griego y en hebreo, y también en poesía y plantas medicinales. Sarah-Samuel se estaba convirtiendo en toda una académica. Por supuesto, un día se le acercó a Salomón un joven musulmán llamado Ahmed, que le pidió ser su discípulo pues conocía su obra, lo respetaba y quería que él lo instruyera. Salomón le dijo que sí, tan pronto como terminara con la traducción de una obra en la que trabajaba. El problema era que Sarah sintió una inmediata atracción por Ahmed, y algo muy confuso, pues sintió que Ahmed también sentía atracción por ella. Pronto se hicieron amigos, y Sarah sintió la confianza de contarle la verdad. Ambos estaban felices y enamorados, pero ¿cómo le diría cada uno a su familia que estaba enamorado de una persona de otra religión? Y entonces se enteraron del verdadero problema que enfrentarían, no sólo ellos sino toda la ciudad: los almohades, una dinastía bereber y movimiento fundamentalista islámico que estaba conquistando el sur de lo que hoy es España, se acercaba a la ciudad. La solución de aquellos que podían hacerlo fue huir de Córdoba. Y mientras que Ahmed y su familia se fueron a Sevilla, Sarah y su familia se dirigieron a Málaga, con la intención de viajar luego a Alejandría. Casi no se mencionan fechas específicas en este relato, pero algunas sí: cuando Sarah y su familia abordaron en Málaga el barco que los conduciría a Alejandría era el 18 de septiembre de 1148. ¿Y cuál es el destino de los enamorados? Para saber qué sucede con ellos, y con los habitantes de la pacífica ciudad pluriétnica y pluricultural, tendrás que leer esta interesantísima novela, Sarah de Córdoba.
 
Esta historia me ha gustado muchísimo, por su argumento, pero sobre todo por su ubicación histórica y geográfica. No es el relato tradicional medieval de castillos y caballeros, sino una historia de personas más o menos comunes, dedicadas al conocimiento, pero no pertenecientes a la aristocracia, en el contexto cultural de las poblaciones musulmanas y judías del sur de lo que hoy es España, hace casi nueve siglos. Un tiempo en el que viajar era una aventura peligrosísima, y enfermar de cualquier cosa era un riesgo mortal. Nos descubre toda una época y una manera de vivir, y lo hace con un lenguaje poético, muy centrado en los pensamientos y los sentimientos de su personaje central: Sarah. Muy recomendable para jóvenes lectores de los 13 años en adelante. Pero también la disfrutarán mucho sus papás y sus maestros. Y mucho ojo con las ilustraciones, estupendas por lo detalladas que son.
 
Rolande Causse es una escritora y poeta francesa especializada en literatura infantil y juvenil. En sus novelas y poemas plantea temas tan fuertes como la guerra, el sufrimiento, la deportación, la ausencia y la discriminación. También escribe ensayos sobre literatura para jóvenes.
 
Andrés Sánchez de Tagle nació en México. Es pintor y grabador; sus ilustraciones por computadora han marcado una línea innovadora en el panorama de la ilustración en nuestro país.
 
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Sarah de Córdoba. Rolande Causse. Traducción de Pilar Ortiz Lovillo. Ilustraciones de Andrés Sánchez de Tagle. Fondo de Cultura Económica, colección A la Orilla del Viento. 1a. ed. en francés: 1997; 1a. ed. en español: 2003; octava reimpresión: 2022. Clasificada Para los Grandes Lectores. 134 págs.
 
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* Regreso a la Isla del Tesoro, de Andrew Motion

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* Erik Vogler: la venganza, de Beatriz Osés

* El señor de las moscas, de William Golding

 
 
 
 

martes, 30 de septiembre de 2025

Y el árbol siguió creciendo, de Graciela Montes

 



Y el árbol siguió creciendo
de Graciela Montes
 
Jesús Guerra
 
En esta ocasión les comento y recomiendo otro libro de la escritora argentina Graciela Montes, autora de cuatro libritos de una misma serie que he comentado aquí recientemente: Emita y Emota en...¿Ahora quién me aupa?, La venganza de la trenza, La venganza en el mercado y La venganza contra el chistoso, que son estupendos y son, los cuatro, para niños que empiezan a leer, pero el libro de hoy es para niños y jóvenes lectores que ya leen bien, o que están en proceso de llegar a ese nivel. Se trata de Y el árbol siguió creciendo, un cuento en diez capítulos que se publicó originalmente en 1986 y ha tenido varias ediciones, la más reciente es de la editorial Alfaguara, de Argentina, en 2018 (así que es mucho más fácil de conseguir en versión digital).
 
El cuento trata del nacimiento casi milagroso de un árbol, desde que era apenas una hojita minúscula, que quien sabe cómo logró salir entre las pequeñas grietas del cemento de la Avenida 9 de Julio, casi esquina con la Avenida de Mayo, en la ciudad de Buenos Aires, la capital de Argentina. Y esta plantita insignificante que a lo mejor nadie notó en un principio, creció a una velocidad imposible. Un mes después, ya era un verdadero árbol. Pero, por supuesto, siguió creciendo. Entonces llegaron los Especialistas, un grupo de científicos que querían estudiarlo, pues ni siquiera sabían qué tipo de árbol era. Y poco después llegó la cuadrilla de mantenimiento municipal (a los que luego la gente llamó la Cuadrilla Caprichosa), presumiendo sus sierras eléctricas, con la intención de cortarlo, pero no pudieron, de momento, porque no tenían los permisos necesarios. Y, por supuesto, también llegó la gente de la televisión a reportar lo que estaba sucediendo.
 
Pero esto no es nada. Una tarde, cuando ya el árbol era un arbolón, llegaron siete familias que habían sido desalojadas de sus viviendas esa mañana, con la intención de instalarse en las ramas. Y luego llegó la prensa extranjera, mientras los de la Cuadrilla Caprichosa seguía rondando el árbol a la espera de sus permisos. Y esto, la verdad, todavía no es nada para lo que sucede después, pero ustedes tendrán que descubrirlo al leer este cuento doblemente fantástico, y digo doblemente porque este relato forma parte de un género literario así llamado, fantástico, pero además es fantástico porque realmente es una narración maravillosa y asombrosa, por su imaginación, por la calidad de la escritura, por sus estupendos personajes, a pesar de que ninguno es el principal (quizás el árbol y la gente en su conjunto son los personajes principales), y por las deliciosas situaciones que se van produciendo.
 
La autora, como ya señalé, es argentina, así que el libro, que sucede en Buenos Aires, está escrito en “argentino”, es decir, en el español que hablan en Argentina; no se sorprendan, entonces, de encontrar ciertas palabras que en México y en otros países de habla hispana no utilizamos, pero eso no es un problema, se pueden consultar muy rápidamente en Internet y asunto arreglado. Además, van a aprender algo nuevo. Por ejemplo, lo siguiente: en las primeras líneas del libro, la autora apunta una frase espectacular: “[…] las cosas más extraordinarias suceden en los días de morondanga”. Morondanga es, según el diccionario, algo inútil y de poco valor. Los días de morondanga son esos días que transcurren sin sorpresas, en los que hacemos lo de siempre, algo aburridos y rutinarios. Pero la autora dice que en esos días en que parece ser que no pasa nada, de repente pasan cosas extraordinarias. Además de eso, ¿no les parece una maravilla la palabra? Al leer esto, léanla en voz alta: mo-ron-dan-ga... Genial, ¿no? Bueno, cada quien sus gustos.
 
El asunto, en todo caso, es que les recomiendo muchísimo este libro. El argumento es estupendo, divertido e imaginativo, y la escritura es una delicia, además de que tiene algo así como un aura poética difícil de definir, pero que se siente. Me recordó dos cuentos, tal vez para lectores algo más grandes, de los 15 años en adelante más o menos, que pueden buscar y leer a ver qué les parecen: “La Torre Eiffel”, del escritor italiano Dino Buzzati, y “La autopista del sur”, del argentino Julio Cortázar.
 
Esta edición de Alfaguara tiene unas ilustraciones formidables del artista argentino Poly Bernatene. Al final del libro vienen unas palabras de la autora, en donde habla un poco de las ideas que están detrás de este cuento, y otras del ilustrador en las que explica su proceso creativo para ilustrar esta obra. Ambos textos, muy breves, nos ayudan en nuestra interpretación del relato.
 
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Y el árbol siguió creciendo. Graciela Montes. Ilustraciones de Poly Bernatene. Alfaguara (Argentina). 2018. 64 págs.
 
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Te puede interesar:
 
* Emita y Emota en...¿Ahora quién me aupa?, de Graciela Montes

* La venganza de la trenza, de Graciela Montes

* La venganza en el mercado, de Graciela Montes

* La venganza contra el chistoso, de Graciela Montes

* Kanghuru, de Sandra Siemens

 
 
 

lunes, 15 de septiembre de 2025

El que susurra en la oscuridad y El extraño, de H.P. Lovecraft

 



El que susurra en la oscuridad 
El extraño
de H.P. Lovecraft
 
Jesús Guerra
 
El que susurra en la oscuridad y El extraño son los otros dos relatos que componen el libro El horror de Dunwich, de Alianza Editorial. Los comentarios sobre dicha edición y sobre las otras dos narraciones del libro, El horror de Dunwich y El modelo de Pickman, los puedes leer aquí, y debajo de esta reseña se encuentran las ligas a otras obras de Lovecraft y libros relacionados. En esa reseña señalé, también, que, aunque el libro de Alianza es relativamente fácil de conseguir y a buen precio, la versión que yo leí de estas obras es la que se encuentra en la Narrativa completa de H.P. Lovecraft, publicada por la editorial Valdemar en su colección Gótica, en dos volúmenes. La traducción de estos relatos (los cuatro) en el libro de Alianza es de Aurelio Martínez Benito, y en los libros de Valdemar, los dos que hoy comento, son de Francisco Torres Oliver, y las notas, pues la edición de Valdemar es anotada, son de Molina Foix. Aclaro que menciono estas ediciones, y otras más, porque son las que tengo (o conozco), y porque contienen los cuatro relatos comentados en esta entrada y en la anterior (en algunos casos sólo alguno de ellos), pero hay muchas, muchísimas ediciones de las obras de HPL, tanto impresas como digitales (incluso algunas exclusivamente digitales), así que tienen para elegir.

 



El que susurra en la oscuridad (The Whisperer in Darkness), que también se publica en español como El susurrador en la oscuridad, o El que susurraba en la oscuridad, escrito entre el 24 de febrero y el 26 de septiembre de 1930, fue publicado por primera vez en agosto de 1931 en la revista Weird Tales, según señala Molina Foix en sus notas, y también que HPL cobró por este relato 350 dólares, “la mayor suma que conseguiría en toda su vida”. Además, agrega Molina Foix, esta narración contiene numerosos detalles autobiográficos. Hay una cierta polémica sobre si El que susurra en la oscuridad pertenece a los relatos centrales o a los periféricos de los Mitos de Cthulhu, esto, aunque es interesante y discutible, me parece en realidad un detalle menor.

 



El narrador, Albert N. Wilmarth, era un profesor de literatura en la Universidad Miskatonic, en Arkham, Massachusetts. Era un hombre al que le interesaban los misterios de la Tierra y el universo, pero era una persona racional que se apegaba a los hechos, a la ciencia. Por esas fechas, el 3 de noviembre de 1927, se produjeron unas terribles inundaciones en el estado de Vermont, y las noticias aparecieron en todos los diarios regionales y nacionales, y entre esas noticias se publicaron unas, algo misteriosas, de unas personas que decían haber visto, flotando en el río, unos cadáveres extraños. Pronto empezaron a surgir todo tipo de rumores, algunos de ellos relacionaban esas noticias con leyendas locales de Vermont, de la zona donde ahora se hablaba de esos cadáveres extraños, leyendas que decían que en esa área habitaba una raza ancestral no humana; y éstas se complementaban con otros rumores que afirmaban que se trataba de miembros de una raza extraterrestre que extraía materiales de algunas minas de las montañas de esa región.

 



Wilmarth, el narrador, tenía amigos que en algunas reuniones repetían esos rumores y a él le divertía contradecirlos, ya que en realidad no creía en nada de eso. Incluso participó en un debate en un periódico con un artículo en el que explicaba los motivos por los que él pensaba que la gente creía en esas leyendas y esos rumores. Días después, Wilmarth recibió una carta de un habitante de la zona donde sucedieron los misteriosos avistamientos, en Vermont, llamado Henry Wentworth Akeley, un hombre evidentemente culto, en la que le decía que entendía los motivos por los que Wilmarth no creía en lo que decían los rumores, pero que él (Akeley) tenía mucho que contarle y hasta mostrarle, pues tenía unas fotografías reveladoras.

 



Así comenzó la correspondencia entre ambos personajes. Ya con el permiso de Wilmarth, Akeley le envió, junto a otra carta, un paquete de evidencias: unas fotografías que mostraban unas huellas no humanas, que tampoco eran de algún animal conocido; la foto de una piedra negra grabada con unos jeroglíficos misteriosos, y una rarísima grabación de audio (en un rodillo de gramófono) que el propio Akeley había realizado en los bosques cercanos a su casa. Wilmarth, que también era un hombre culto, se interesó de inmediato en todo esto, además conocía el Necronomicón, pues la biblioteca de Miskatonic tenía un ejemplar (por cierto, el mismo que intentó robar uno de los personajes de El horror de Dunwich), y se dio cuenta de que podría haber relaciones entre estas evidencias y el libro misterioso. A partir de aquí las cartas de Akeley se volvieron más extrañas y alarmantes, hasta que el propio Wilmarth fue a Vermont a ver a Akeley para desentrañar los diversos misterios que se habían multiplicado, y lo que presenció lo cambió para siempre.

 



Esta entretenidísima novela corta tiene de todo: misterios, investigación, suspenso y aventuras, y todo envuelto en dos géneros que aquí se funden para nuestro placer: el terror y la ciencia-ficción. Si leen la edición de Valdemar, se encontrarán, además, con una buena cantidad de notas que nos dan muchísima información complementaria que iluminan nuestra lectura. Y como ya es costumbre en la obra de HPL, su estilo literario es fundamental. El que susurra en la oscuridad es una de las narraciones esenciales de esta obra tan influyente en el terror a lo largo de los últimos cien años. Los fans de HPL no se la pueden perder.

 



El extraño (The Outsider) es un cuento escrito “probablemente”, según las notas de Molina Foix, en el verano de 1921, y fue publicado por primera vez en abril de 1926, en (¿dónde más?) la revista Weird Tales. A veces es publicado en español con el título El intruso, como en el libro El intruso y otros cuentos fantásticos, de la editorial EDAF (un libro que no sé si se siga publicando y quizá sea difícil de conseguir, el mío es de la sexta edición, publicada en 2002), con traducción de Alberto Santos Castillo. También se encuentra (como El extraño) en la Antología de cuentos de terror de Alianza Editorial, con selección y traducción de Rafael Llopis. Las ediciones más antiguas estaban publicadas en tres tomos (se encuentra en el tercero, junto con otros dos cuentos de Lovecraft, Las ratas de las paredes y La ciudad sin nombre), las ediciones más recientes se publican en dos volúmenes, y está en el segundo. Como ya señalé al inicio, en el libro El horror de Dunwich de Alianza Editorial está traducido (según la página de internet de la editorial) por Aurelio Martínez Benito, y se encuentra en el volumen primero de la Narrativa completa de HPL, de Valdemar, con traducción de Francisco Torres Oliver.

 



No sabemos quién es el que narra la historia, en primera persona, ni siquiera qué es. Él tampoco lo sabe. Lo cierto es que ha habitado por años en un castillo ruinoso, oscuro y solitario. Alguien se ocupa de él, pero nunca lo ha visto, y no tiene memoria de haber escuchado una voz humana, ni la propia. Tiene a su disposición muchos libros antiguos y por ellos sabe cómo viven los demás. Afuera del castillo, unos árboles altísimos impiden el paso de la luz. Alguna vez intentó escapar, pero regresó del oscuro bosque por miedo. Ahora, por primera vez, ha decidido subir a una de las altas torres del castillo para ver la luz y el bosque, por alguna ventana. La ascensión es peligrosísima pues un tramo de la escalera está destrozado. No tiene idea de lo que encontrará en las alturas...



 

Este cuento es uno de los más estudiados, y tal vez de los más famosos de Lovecraft, a pesar de que a él mismo, años después de escribirlo, no le gustaba mucho, pues sentía que el lenguaje era ampuloso y se notaba demasiado la influencia de Edgar Allan Poe, según señala Molina Foix en una de las notas. Lo cierto es que son varias las obras anteriores que pudieron haber ejercido una influencia en este relato, en cuanto a su argumento y tema, entre ellos varios cuentos de Poe, uno de Oscar Wilde y el Frankenstein de Mary Shelley, y, a su vez, este cuento ha influido en autores posteriores. Es una narración misteriosa, interesantísima, muy eficaz, y es también un cuento bello, triste y hasta poético, calificativos algo extraños, lo sé, para un cuento de terror. Es un cuento con profundas implicaciones. Tampoco se lo deben perder.
 
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viernes, 29 de agosto de 2025

El horror de Dunwich y El modelo de Pickman, de H.P. Lovecraft

 



El horror de Dunwich  
El modelo de Pickman
de H.P. Lovecraft
 
Jesús Guerra
 
El horror de Dunwich (The Dunwich Horror), escrito entre junio y agosto de 1928 y publicado por primera vez en abril de 1929 en la revista Weird Tales es un cuento largo, aunque también se le menciona como novela corta, que forma parte de los Mitos de Cthulhu (aunque vale la pena recordar que el propio Lovecraft nunca les dio ese nombre; ese título, que sirve para enmarcar una serie de relatos relacionados por ciertas características, personajes o monstruos, se lo dieron August Derleth y otros de los escritores cercanos al autor, el denominado Círculo de Lovecraft. Los relatos que forman el núcleo de los mitos son de Lovecraft, pero se han agregado los escritos por los amigos y seguidores de HPL. Hasta donde yo sé, no existe una edición que reúna todos los relatos de los mitos, entre otras cosas porque los admiradores de Lovecraft, que ya son de varias generaciones de narradores, siguen escribiendo nuevas obras. Lo que sí existe son, digámoslo así, antologías parciales. Al final de este comentario hay varias ligas a comentarios sobre algunas de ellas y otros libros relacionados).
 
Luego de una descripción de los extraños paisajes de los alrededores de Dunwich (en el noreste estadounidense), el narrador dice que los forasteros casi nunca visitan el lugar, y que después de los horrores padecidos últimamente (el horror del que trata el relato sucedió en 1928), han sido eliminadas todas las señales que indicaban cómo llegar ahí. Los habitantes del pueblo y sus alrededores son extraños (algunas de las familias locales llegaron procedentes de Salem, Massachusetts). En las montañas de los alrededores se escuchan con frecuencia ruidos que algunos sacerdotes del pasado achacaban a la presencia de Satanás. Estos ruidos de origen desconocido, así como los olores fétidos que se perciben en algunas partes de las montañas, y la presencia de unas columnas de piedra, probablemente construidas por las poblaciones indígenas anteriores, son parte de las tradiciones locales.

 



La narración retrocede al mes de febrero de 1913, cuando nació Wilbur Whatley. La madre, Lavinia, pertenecía a la rama “degradada” de la familia, tenía 35 años, era albina y algo deforme, y vivía con su padre, un anciano medio loco, del que corrían rumores horrendos desde su juventud. Se decía que practicaba la brujería. Para colmo, Lavinia no tenía marido conocido. La fama de brujo del viejo Whatley, el abuelo de Wilbur, hacía que muy pocas personas se acercaran a su granja. Uno de los pocos que vieron a Wilbur en sus primeros años era Zachariah Whatley, un pariente que le llevaba algunas reses que el viejo Whatley le había comprado. Desde entonces el viejo compró muchas reses, pero algunos curiosos que observaban de lejos nunca vieron que el ganado aumentara de número. Supusieron que las vacas se morían de alguna enfermedad, pues notaron que los animales mostraban heridas en el cuerpo.
 
Los pocos que vieron a Wilbur de niño se dieron cuenta de que crecía mucho más rápido de lo normal. A los 11 meses ya hablaba y parecía ser muy inteligente, aunque era feo y tenía rasgos caprinos. A los 4 años el niño parecía de 10 y se la pasaba leyendo los viejos libros del abuelo, que éste había heredado de varias generaciones. Para esos momentos ya era notorio el odio que los perros tenían por Wilbur, y en general por toda la granja de los Whatley, pues ladraban enloquecidos en sus cercanías. En 1923, Wilbur cumplió 10 años, pero su inteligencia, su voz y su aspecto general (ya tenía barba) lo hacían verse como un joven mucho mayor. En 1924 murió el abuelo de Wilbur, luego de darle unos consejos extraños. Por esa época, Wilbur empezó a mantener correspondencia con algunos académicos de varias universidades. En 1925, Wilbur medía ya más de dos metros…

Y aquí estamos ya muy cerca del inicio de lo que fue conocido como El Horror de Dunwich, en todo el estado y más allá de sus fronteras. Aquí se mencionan ya algunos nombres de seres monstruosos que algunos grupos adoran como dioses, la ciudad de Arkham y la Universidad de Miskatonic, y tiene un papel importante el Necronomicón, ese famoso y extraño libro escrito por el árabe loco Abdul Alhazred (en la versión latina de Olaus Wormius, impreso en España en el siglo XVII). Y aquí están, por supuesto, esas famosas descripciones de lo indescriptible propias del estilo de HPL, en parte inspiradas en el estilo de uno de sus autores favoritos, Arthur Machen. Esto es ya plenamente territorio Cthulhu. Lectura obligada para los fans de Lovecraft, y una verdadera advertencia de lo que les espera a los recién llegados.

 



El modelo de Pickman (The Pickman's Model) es un cuento corto, escrito probablemente en septiembre de 1926, publicado por primera vez en octubre de 1927 en la revista Weird Tales. Forma parte de los relatos de Nueva Inglaterra, aunque también se le considera parte de las narraciones periféricas de los Mitos de Cthulhu.
 
Está contado por un hombre llamado Thurber, quien le explica a su amigo Eliot sus motivos para alejarse del pintor Richard Upton Pickman, de quien fue muy amigo. Sólo leemos lo que Thurber dice, un poco como si escucháramos la conversación telefónica de alguien que está cerca de nosotros, pero no podemos escuchar lo que le dice su interlocutor. Y lo que cuenta Thurber explica también, de paso, sus razones personales para preferir no tomar el metro ni subirse a elevadores.
 
Thurber dice que sabe que otras personas se han alejado de Pickman porque sus morbosas pinturas los escandalizan (al parecer los cuadros del pintor muestran seres monstruosos realizando actos espantosos), pero que a él eso no le sucedía. Está de acuerdo en que las escenas son aterradoras, pero a él le parecían fascinantes también. Y le asombraba el realismo de los cuadros. Admiraba la imaginación del artista. Thurber dice que un día el pintor lo invitó a su estudio, pero no al que todos conocen, sino a uno secreto que tiene en una casa en un barrio viejo de Boston. Aunque ahora que habla con Eliot, dice, no sabría llegar al lugar, y si lo supiera, tal vez no se atrevería a regresar. Cuando llega a la parte de su narración en donde cuenta lo que vio en el estudio es donde las cosas se ponen difíciles...

 



Este cuento, interesantísimo, de espléndida atmósfera e imágenes, ha influido a otros autores que han escrito algunas variaciones, y uno de los capítulos de la serie de Netflix El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro está basado en esta obra de Lovecraft.
 
Hay que decir, sobre todo para quienes no han leído a Lovecraft, que su estilo es, por decirlo así, polémico. Hay críticos que han destrozado la escritura de HPL. Hay otros que, aunque también atacan su estilo, reconocen que las obras producto de la imaginación del autor han pasado a formar parte de la cultura contemporánea. Incluso quienes lo defienden, como el crítico S.T. Joshi, especialista en Lovecraft, reconocen las características más enfadosas de la escritura de Lovecraft, pero lo justifican pues “cumple la función esencial de transmitir lo inefable”. Y Stephen King no puede sino reconocer que su prosa está recargada de adjetivos hasta llegar a veces al ridículo, y, sin embargo, afirma King, la visión de Lovecraft es tan poderosa que se convirtió en el escritor de terror más influyente del siglo XX.
 
Tanto El horror de Dunwich como El modelo de Pickman se pueden encontrar en muchas ediciones de obras de Lovecraft, impresas y en edición digital; uno de los libros en donde se encuentran juntas es en El Horror de Dunwich de Alianza Editorial (en donde también se encuentran El extraño y El susurrador en la oscuridad, que comentaré en una próxima entrada de este blog), con la traducción de Aurelio Martínez Benito. También se pueden leer, obviamente, en los dos volúmenes de la Narrativa completa de H.P. Lovecraft, El modelo de Pickman está en el volumen I y El horror de Dunwich en el II, con traducción de Juan Antonio Molina Foix. La ventaja del libro de Alianza es que es relativamente más sencillo de conseguir y es más barato. La ventaja de los dos volúmenes de Valdemar, aunque son algo más difíciles de adquirir y su precio es más alto, es que tiene uno toda la obra narrativa de HPL, y que se trata de una edición anotada, con una buena cantidad de información acerca del autor y de cada uno de los relatos.
 
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jueves, 14 de agosto de 2025

La venganza contra el chistoso, de Graciela Montes

 




La venganza contra el chistoso
de Graciela Montes
 
Jesús Guerra
 
La venganza contra el chistoso forma parte de la serie de Emita y Emota que incluye también La venganza en el mercado, Emita y Emota en... ¿Ahora quién me aupa?, y La venganza de la trenza. En esta ocasión se trata del cumpleaños de Ema, o sea Emita, y empiezan a llegar los invitados: la abuela Emilia, la tía Francisca con los mellizos (que corren como locos por todas partes), y por supuesto la tía Claudia Pía con el tío Lito.
 
Cuando Ema ve llegar al tío Lito ya sabe lo que le espera, porque resulta que a Lito toda la familia lo considera muy gracioso y divertido, y las bromas o chistes que hace Lito tienen siempre una víctima: Emita. Los chistes con Ema (que más bien parecen contra Ema) son siempre los mismos, pues el repertorio es limitado, pero pueden repetirse una y otra vez, y el orden siempre cambia. Cuando llega el tío y la familia llama a Ema para que venga a saludarlo, Ema lo que quisiera es esconderse en cualquier parte.
 
Si el tío dice “¡Cómo andamos de cachetes!”, Ema cierra los ojos pues ya sabe lo que viene. El tío le pellizca los cachetes con sus dedos hasta dejárselos adoloridos y a Ema con lágrimas en los ojos, pero todos se ríen porque, claro, Lito es muy chistoso. Y todavía faltan los otros chistes de Lito... hasta que, ¡por fin!, llega Emota.
 
Los que conozcan ya los otros libros de esta serie saben que Emota siempre aparece cuando Emita está molesta por alguna situación que la supera. Emita es una niña en un mundo de adultos que por lo que vemos, no la entienden.
 
No les puedo decir lo que hace Emota, pero sí puedo decirles que es muy divertido. Estas historias de Graciela Montes nos hacen reír, pero, sobre todo, nos hacen pensar. Esta serie deberían de leerla, además de los niños, los adultos, en particular los papás de los niños y los maestros de los niños. Creo que ellos también tienen cosas que aprender de estas obras.
 
Es muy posible que éste sea el más divertido de los libros de la serie, al igual que las ilustraciones de Claudia Legnazzi, que me parecen estupendas. Mi recomendación es que lean este librito tan pronto les sea posible. Y, todavía mejor, lean los cuatro.
 
Graciela Montes se recibió de Profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Trabajó en el Centro Editor de América Latina, donde codirigió la colección de literatura infantil. Fue miembro fundador de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA). Es traductora, novelista y ha escrito más de 70 libros para niños y jóvenes. También ha escrito novelas para adultos y ensayos sobre literatura infantil.  Ha ganado premios en Argentina, Italia y España. Muchos de sus libros se han traducido a diversos idiomas.
 
Claudia Legnazzi también es argentina. Desde 1987 ilustra y crea libros infantiles y juveniles. En 2002 obtuvo el primer lugar en el Catálogo de Ilustradores del Conaculta y el Gran Premio del Jurado en el Concurso de Ilustración Noma de la UNESCO.
 
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La venganza contra el chistoso. Graciela Montes. Ilustraciones de Claudia Legnazzi. Fondo de Cultura Económica, colección A la Orilla del Viento. Clasificado Para los que están aprendiendo a leer. 32 págs. También se consigue en edición digital.
 
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miércoles, 30 de julio de 2025

La venganza en el mercado, de Graciela Montes

 



La venganza en el mercado
de Graciela Montes
 
Jesús Guerra
 
La venganza en el mercado forma parte de la misma serie de aventuras de Emita, por llamarlas de alguna manera, en la que se encuentran Emita y Emota en... ¿Ahora quién me aupa?, La venganza de la trenza y La venganza contra el chistoso.
 
En esta ocasión, la mamá de Ema (que siempre la llama Emita cuando la manda al mercado por alguna cosa) la manda a comprar huevos. Ema llega y encuentra que sólo hay dos personas haciendo cola para que las atienda doña Carola. Está una señora joven y después un señor con bigotes. Después de él sigue Ema. Atienden a la señora, luego atienden al señor, y cuando Ema se dispone a pedir, entra una señora que No Tiene Tiempo que Perder y grita su pedido. Hasta aquí, Ema, aunque sorprendida, está tranquila. Pero en eso entran una señora con un perro en brazos y de inmediato un señor de traje verde. El perro empieza a ladrar, doña Carola está atendiendo, pero también está platicando con una de las clientas, y los recién llegados gritan sus pedidos, y Ema, ahora sí, empieza a desesperarse.
 
Los lectores de otros libros de esta serie ya sabemos que cuando Ema se desespera, o se enoja porque es víctima de una injusticia, es el momento en que llega Emota, muy parecida a Emita, pero grandotota, y Emota siempre arregla las cosas, a su manera. Y éste es precisamente el momento en que entra al mercado Emota... y por supuesto ya no les puedo contar qué sucede a continuación. Lean este simpático librito para que sepan lo que pasa. O, mejor aún, lean los cuatro libritos de esta serie, pues los van a disfrutar muchísimo.
 
Este libro, como los otros de la serie, está ilustrado, de manera estupenda, por la argentina Claudia Legnazzi, y creo, para mi gusto particular, que los dibujos de este libro son los que más me gustan de la serie.
 
Graciela Montes se recibió de Profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Trabajó en el Centro Editor de América Latina, donde codirigió la colección de literatura infantil. Fue miembro fundador de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA). Es traductora, novelista y ha escrito más de 70 libros para niños y jóvenes. También ha escrito novelas para adultos y ensayos sobre literatura infantil.  Ha ganado premios en Argentina, Italia y España. Muchos de sus libros se han traducido a diversos idiomas.
 
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La venganza en el mercado. Graciela Montes. Ilustraciones de Claudia Legnazzi. Fondo de Cultura Económica, colección A la Orilla del Viento. Clasificado Para los que están aprendiendo a leer. 32 págs. También se consigue en edición digital.
 
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* Emita y Emota en... ¿Ahora quién me aupa?, de Graciela Montes

* La venganza de la trenza, de Graciela Montes