lunes, 16 de enero de 2012

Harry Potter y el cáliz de fuego, de J.K. Rowling


[Literatura Infantil y Juvenil]

Edición en español

LIBRO 4:
Harry Potter
y el cáliz de fuego,
de J.K. Rowling

Jesús Guerra

Edición de Estados Unidos
Este libro no sólo continúa el desarrollo argumental de la serie, sino que nos da una visión panorámica mucho más amplia del mundo mágico (también crece el número de páginas: la edición norteamericana salta a 734 y la española a 635). Los personajes mismos han crecido y madurado, lo cual, por supuesto, se nota en los más jóvenes. En este volumen, que nos narra las aventuras de Harry y sus amigos durante su cuarto año escolar en Hogwarts, no se lleva a cabo la tradicional competencia interna de quidditch, y esto debido a que se realiza un torneo de magia que no se ha organizado en más de 100 años, el Torneo de los Tres Magos (The Triwizard Tournament) en el que participan alumnos de las tres escuelas de magia más importantes del mundo (¡ah!, el mundo empieza a cobrar importancia para Harry, Ron y Hermione): Hogwarts y dos escuelas extranjeras, también europeas, de las que hasta ahora ni Harry ni los lectores teníamos noticia: Beauxbatons y Durmstrang, una francesa y la otra alemana.

Edición de Inglaterra
para niños
Sin embargo, las aventuras comienzan a producirse desde las vacaciones de verano, cuando Ron y su familia invitan a Harry a asistir al mundial profesional de quidditch (The Quidditch World Cup). Las escenas de los preparativos para asistir al mundial, el pequeño viaje que realizan los magos —aquí se nos muestran por primera vez los «trasladores» (portkeys), unos artefactos mágicos sensacionales que sirven para transportarse— y, además del partido final mismo, los extraños acontecimientos que ahí se producen —pues Voldemort no descansa en sus intentos por recobrar su cuerpo y regresar a la batalla— son interesantísimos.

Edición de Francia
Pero los acontecimientos raros siguen ocurriendo, como siempre para Harry y compañía: la selección de los campeones de las escuelas para el torneo no transcurre como debería y por supuesto hay sorpresas. Las tres pruebas que tienen que realizar los campeones son muy ingeniosas, así como las tareas que deben llevar a cabo antes de las pruebas.

Además del ingenio, del conocimiento de diversas mitologías y de la imaginación de que hace gala la autora de estas novelas, su humor es espléndido. Hay una escena, por ejemplo, que me parece magnífica: «la comprobación de las varitas mágicas», en la que reencontramos al vendedor de varitas, el señor Ollivander.

Edición de Alemania
Pero además hay una serie de personajes nuevos que son importantes, interesantes y divertidos, como Ojoloco Moody (Mad-Eye Moody), y una reportera amarillista deliciosamente detestable: Rita Skeeter, que escribe para el diario El Profeta. Hay más, por ejemplo el interés de Hermione por las condiciones laborales de los elfos domésticos. Esta parte es relevante porque demuestra el despertar de las preocupaciones sociales en los jóvenes. Como ella es la más estudiosa de los tres y tiene una desarrollada sensibilidad social, Hermione se da cuenta que los elfos son en realidad tratados como esclavos por la comunidad de magos, y no le parece justo. Entonces crea una organización para la defensa de los elfos (que por el momento está conformada sólo por ella, por Ron y por Harry, aunque estos dos últimos aún no están muy convencidos, lo cual es lógico pues aún son mentalmente más inmaduros que ella). Y aquí vale la pena apuntar que todo este asunto no se encuentra en la película.

Edición de Dinamarca
Aquí vale la pena mencionar las penalidades de los traductores de los libros, pues uno de los problemas de los volúmenes de la saga de Potter son los constantes juegos de palabras. En muchos casos éstos se pierden. Ni modo. No hay manera de traducir el contenido y además conservar el juego formal. En otros tiene que adaptarse, y he aquí la manera en que se adaptó el nombre de la sociedad creada por Hermione para defender a los elfos domésticos. En español es: P.E.D.D.O., que son las siglas de: Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros. Harry se sorprende cuando lee las siglas como si fuera una palabra, pero Hermione le explica que debe pronunciarse letra por letra (que es como se leen las siglas en inglés), o sea: pe, e, de, de, o. (p. 203 de la edición española). En inglés el juego de palabras es con S.P.E.W., Society for the Promotion of Elfish Welfare (p. 224 de la edición norteamericana), que sería más o menos: ‘Sociedad para la Promoción del Bienestar Élfico’. Spew como palabra es ‘vómito’. Se trata, por supuesto, de un leve chiste escatológico muy propio para la mentalidad de los lectores específicos a los que está dirigida la saga de Harry Potter.

Edición de Holanda
Recordemos, también, los arreglos que los traductores tuvieron que hacer para que funcionara el juego de palabras con el nombre de Tom Riddle al final del segundo tomo de la serie (Harry Potter y la cámara de los secretos).

Otra nota sobre las traducciones: hay algunos detalles cuya traducción sería imposible porque cambiaría el sentido. Por ejemplo: Hagrid habla con un acento extraño, debido a su lugar de procedencia, que afecta también incluso algunos aspecto sintácticos, ¿cómo traducir algo así?

Edición de Italia
Otro ejemplo: Dobby y otros elfos hablan un inglés bastante raro, muy similar a lo que en Estados Unidos se llama black english, es decir, el inglés típico de ciertas comunidades afroamericanas, producto por supuesto de la época esclavista. A los esclavos nunca se les enseñó a hablar inglés, lo fueron aprendiendo como pudieron, de ahí que el black english sea, según los estándares del inglés académico, incorrecto, aunque últimamente se le ha reivindicado como un habla particular. Esto afecta la sintaxis, las conjugaciones, la pronunciación, etcétera. ¿Cómo traducir esto? ¿Como si Dubby fuera cubano, por poner un ejemplo? Simplemente no se puede, porque no hay equivalencias reales, y si se hubiera optado por alguna opción, siempre discutible, no habría explicación para ello dentro del contexto geográfico y social de los personajes.

Edición de Ucrania
Otro detalle divertido, uno de los tantos juegos de palabras de estas novelas: el nombre del famoso callejón Diagon, que es donde están ubicadas las tiendas de los magos, en pleno centro de Londres, y al cual se llega por medio de un pasaje secreto que está detrás del café El Caldero Chorreante. En inglés es Diagon Alley, que además de querer decir lo que se traduce al español, suena igual a diagonally, es decir ‘diagonalmente’. Todos estos detalles se pierden en la versión castellana, ni modo. Así que si alguien sabe suficiente inglés para leer una novela, y quiere practicarlo, mi sugerencia es que intente leer alguno de los libros de Harry Potter en su lengua original.

Edición de Noruega
El final de Harry Potter y el cáliz de fuego es sorpresivo y emocionante y, si es posible, aún más peligroso para Harry que el de los tres libros anteriores. Es también, de alguna manera, más adulto. La muerte, que siempre es una posibilidad real en este mundo mágico, y por supuesto en el nuestro, ahora ronda más cerca. Harry y sus compañeros han crecido, han madurado, y Voldemort (ssshhhhh...) cobra fuerza con cada minuto que pasa, y sus intentos por regresar al poder son cada vez más intensos e involucran a un mayor número de colaboradores. La lectura de esta envolvente novela es muy satisfactoria. Léanla cuanto antes, si no lo han hecho aún.

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Harry Potter y el cáliz de fuego, de J.K. Rowling. Editorial Salamandra. Traducción Adolfo Muñoz García y Nieves Martín Azofra. Ilustración de la portada Dolores Avendaño. 1ª edición, Barcelona, 2001. 635 págs.

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