[Literatura Infantil y
Juvenil]
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Edición en español |
LIBRO 4:
Harry Potter
y el cáliz de fuego,
de J.K. Rowling
Jesús
Guerra
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Edición de Estados Unidos |
Este libro no sólo continúa el desarrollo argumental
de la serie, sino que nos da una visión panorámica mucho más amplia del mundo
mágico (también crece el número de páginas: la edición norteamericana salta a 734
y la española a 635). Los personajes mismos han crecido y madurado, lo cual,
por supuesto, se nota en los más jóvenes. En este volumen, que nos narra las
aventuras de Harry y sus amigos durante su cuarto año escolar en Hogwarts, no se
lleva a cabo la tradicional competencia interna de quidditch, y esto debido a
que se realiza un torneo de magia que no se ha organizado en más de 100 años,
el Torneo de los Tres Magos (The Triwizard Tournament) en el que participan
alumnos de las tres escuelas de magia más importantes del mundo (¡ah!, el mundo
empieza a cobrar importancia para Harry, Ron y Hermione): Hogwarts y dos escuelas
extranjeras, también europeas, de las que hasta ahora ni Harry ni los lectores
teníamos noticia: Beauxbatons y Durmstrang, una francesa y la otra alemana.
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Edición de Inglaterra
para niños |
Sin embargo, las aventuras comienzan a
producirse desde las vacaciones de verano, cuando Ron y su familia invitan a
Harry a asistir al mundial profesional de quidditch (The Quidditch World Cup). Las escenas de
los preparativos para
asistir al mundial, el
pequeño
viaje que realizan los magos —aquí se nos muestran por primera vez los «trasladores» (portkeys), unos artefactos mágicos sensacionales que sirven para transportarse— y, además del partido final mismo, los extraños acontecimientos que ahí se producen —pues Voldemort no descansa en sus intentos por recobrar su cuerpo y regresar a la batalla— son interesantísimos.
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Edición de Francia |
Pero los
acontecimientos raros siguen ocurriendo, como siempre para Harry y compañía: la
selección de los campeones de las escuelas para el torneo no transcurre como debería
y por supuesto hay sorpresas. Las tres pruebas que tienen que realizar los
campeones son muy ingeniosas, así como las tareas que deben llevar a cabo antes
de las pruebas.
Además del ingenio,
del conocimiento de diversas mitologías y de la imaginación de que hace gala la
autora de estas novelas, su humor es espléndido. Hay una escena, por ejemplo, que
me parece magnífica: «la comprobación de las varitas mágicas», en la que
reencontramos al vendedor de varitas, el señor Ollivander.
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Edición de Alemania |
Pero además hay una
serie de personajes nuevos que son importantes, interesantes y divertidos, como
Ojoloco Moody (Mad-Eye Moody), y una reportera amarillista
deliciosamente detestable: Rita Skeeter, que escribe para el diario El Profeta. Hay más, por ejemplo el
interés de Hermione por las condiciones laborales de los elfos domésticos. Esta
parte es relevante porque demuestra el despertar de las preocupaciones sociales
en los jóvenes. Como ella es la más estudiosa de los tres y tiene una desarrollada
sensibilidad social, Hermione se da cuenta que los elfos son en realidad
tratados como esclavos por la comunidad de magos, y no le parece justo.
Entonces crea una organización para la defensa de los elfos (que por el momento
está conformada sólo por ella, por Ron y por Harry, aunque estos dos últimos
aún no están muy convencidos, lo cual es lógico pues aún son mentalmente más inmaduros
que ella). Y aquí vale la pena apuntar que todo este asunto no se encuentra en
la película.
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Edición de Dinamarca |
Aquí vale la pena
mencionar las penalidades de los traductores de los libros, pues uno de los
problemas de los volúmenes de la saga de Potter son los constantes juegos de
palabras. En muchos casos éstos se pierden. Ni modo. No hay manera de traducir
el contenido y además conservar el juego formal. En otros tiene que adaptarse,
y he aquí la manera en que se adaptó el nombre de la sociedad creada por
Hermione para defender a los elfos domésticos. En español es: P.E.D.D.O., que
son las siglas de: Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros. Harry
se sorprende cuando lee las siglas como si fuera una palabra, pero Hermione le
explica que debe pronunciarse letra por letra (que es como se leen las siglas
en inglés), o sea: pe, e, de, de, o. (p. 203 de la edición española). En inglés
el juego de palabras es con S.P.E.W., Society for the Promotion of Elfish
Welfare (p. 224 de la edición norteamericana), que sería más o menos: ‘Sociedad
para la Promoción del Bienestar Élfico’. Spew como palabra es ‘vómito’.
Se trata, por supuesto, de un leve chiste escatológico muy propio para la mentalidad
de los lectores específicos a los que está dirigida la saga de Harry Potter.
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Edición de Holanda |
Recordemos, también,
los arreglos que los traductores tuvieron que hacer para que funcionara el
juego de palabras con el nombre de Tom Riddle al final del segundo tomo de la
serie (Harry Potter y la cámara de los secretos).
Otra nota sobre las
traducciones: hay algunos detalles cuya traducción sería imposible porque
cambiaría el sentido. Por ejemplo: Hagrid habla con un acento extraño, debido a
su lugar de procedencia, que afecta también incluso algunos aspecto
sintácticos, ¿cómo traducir algo así?
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Edición de Italia |
Otro ejemplo: Dobby y
otros elfos hablan un inglés bastante raro, muy similar a lo que en Estados
Unidos se llama black english, es decir, el inglés típico de
ciertas comunidades afroamericanas, producto por supuesto de la época
esclavista. A los esclavos nunca se les enseñó a hablar inglés, lo fueron aprendiendo
como pudieron, de ahí que el black english sea, según los
estándares del inglés académico, incorrecto, aunque últimamente se le ha
reivindicado como un habla particular. Esto afecta la sintaxis, las
conjugaciones, la pronunciación, etcétera. ¿Cómo traducir esto? ¿Como si Dubby
fuera cubano, por poner un ejemplo? Simplemente no se puede, porque no hay
equivalencias reales, y si se hubiera optado por alguna opción, siempre
discutible, no habría explicación para ello dentro del contexto geográfico y
social de los personajes.
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Edición de Ucrania |
Otro detalle
divertido, uno de los tantos juegos de palabras de estas novelas: el nombre del
famoso callejón Diagon, que es donde están ubicadas las tiendas de los magos,
en pleno centro de Londres, y al cual se llega por medio de un pasaje secreto
que está detrás del café El Caldero Chorreante. En inglés es Diagon Alley,
que además de querer decir lo que se traduce al español, suena igual a diagonally,
es decir ‘diagonalmente’. Todos estos detalles se pierden en la versión castellana,
ni modo. Así que si alguien sabe suficiente inglés para leer una novela, y
quiere practicarlo, mi sugerencia es que intente leer alguno de los libros de
Harry Potter en su lengua original.
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Edición de Noruega |
El final de Harry Potter y el cáliz de fuego es
sorpresivo y emocionante y, si es posible, aún más peligroso para Harry que el
de los tres libros anteriores. Es también, de alguna manera, más adulto. La
muerte, que siempre es una posibilidad real en este mundo mágico, y por
supuesto en el nuestro, ahora ronda más cerca. Harry y sus compañeros han
crecido, han madurado, y Voldemort (ssshhhhh...)
cobra fuerza con cada minuto que pasa, y sus intentos por regresar al poder son
cada vez más intensos e involucran a un mayor número de colaboradores. La
lectura de esta envolvente novela es muy satisfactoria. Léanla cuanto antes, si
no lo han hecho aún.
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Harry Potter y el
cáliz de fuego, de J.K. Rowling. Editorial Salamandra. Traducción
Adolfo Muñoz García y Nieves Martín Azofra. Ilustración de la portada Dolores
Avendaño. 1ª edición, Barcelona, 2001. 635 págs.
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Edición de Inglaterra para adultos |
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Nueva edición de Inglaterra para niños |
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